Miguel Casares (Chile)
Durante el siglo XVIII, el único signo que existía para determinar con certeza la muerte de una persona era la descomposición del cadáver, con la aparición de la mancha verde, las livideces cadavéricas. Esto era así, porque los métodos que había para predecir la muerte mediante la detención de la respiración o del corazón, no permitían diagnosticar con total seguridad la muerte. Por eso, a fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX, en Europa se crearon sociedades humanas, cuyo objetivo era evitar que a sus socios los enterraran vivos.
Medwave 2004 Mar;4(2):e732
(1/3/2004)