Las enfermedades crónicas no trasmisibles y dentro de ellas fundamentalmente las enfermedades cardiovasculares, son la principal causa de morbi-mortalidad a nivel mundial y específicamente en Ibero-América [1],[2],[3],[4].
Las enfermedades cardiovasculares causan aproximadamente 17,5 millones de muertes anualmente (46% de todas las defunciones por enfermedades crónicas no trasmisibles), 6 millones de las cuales ocurren prematuramente entre los 30 y 70 años de edad [4].
En el cuadro de salud de los países de Ibero-América existen varios contrastes, determinados por el desarrollo socio-económico y la calidad de los sistemas de salud de cada región; así por ejemplo las expectativas de vida al nacer en Chile y Haití son de 80,5 y 63,5 años respectivamente [4]. Sin embargo no tiene vigencia, la vieja idea de que las enfermedades crónicas no trasmisibles son un problema de salud solo para los países con mayor ingreso económico y esperanza de vida al nacer; pues por ejemplo el porcentaje de mortalidad prematura por enfermedades crónicas no trasmisibles en Haití es el doble que en Chile (23,9% versus 119% en cada caso) [4]. Las naciones más pobres deben enfrentarse actualmente a la doble “carga” de las enfermedades trasmisibles y las enfermedades crónicas no trasmisibles.
Desafortunadamente las enfermedades cardiovasculares tuvieron hasta hace poco tiempo, una baja prioridad en las agendas públicas [5],[6], por ejemplo se desaprovechó el excelente escenario de los Objetivos del Milenio para avanzar en estrategias globales en función de la prevención de las enfermedades cardiovasculares [5],[6],[7]. Por eso es necesario resaltar la primera gran iniciativa en este sentido, que fue la celebración a partir del año 2000 del Día Mundial del Corazón, con el auspicio de la Federación Mundial de Corazón [8].
A 17 años de aquella estrategia la Federación Mundial de Corazón durante la presidencia del Dr. Bayes de Luna [8] (ver Figura 1), la carga global de las enfermedades cardiovasculares no ha cambiado significativamente; debido a que la prevención cardiovascular depende de múltiples factores bio-psico-sociales difíciles de modificar de manera permanente [1]. Incluso es necesario alertar que han aumentado a nivel mundial las muertes atribuibles a la obesidad y la diabetes mellitus, dos patologías muy relacionadas con la globalización del llamado “ambiente diabetogénico” (alto consumo de azúcares, grasas saturadas y poca actividad física) [1],[9].
Figura 1. Junta Directiva de la Federación Mundial de Corazón que en el año 2000 aprobó la campaña "Día Mundial del Corazón", en la ciudad de Vic, España. De izquierda a derecha aparecen: Tak-Fu-Tse, Marianne Burle de Figueiredo, John Chalmers; Antoni Bayes de Luna; Darwin R Labarthe y Leslie Busk.
Hoy hay más conciencia gubernamental y en la comunidad médica acerca del holocausto que representan las enfermedades cardiovasculares. Muestra de ello es que existen varios proyectos internacionales en función de la prevención de las enfermedades cardiovasculares, como HEARTS [10]. Este proyecto auspiciado por la Organización Mundial de Salud, la Federación Mundial de Corazón, la Organización Panamericana de Salud, la Organización Mundial de Ictus, el Centro para el Control y Prevención de las Enfermedades (Estados Unidos), la Liga Mundial de la Hipertensión y la Sociedad Internacional de Hipertensión, propone intervenir sobre seis aspectos claves a) estilos de vida, b) protocolos de tratamientos basados en la evidencia, c) acceso a medicinas y tecnologías esenciales, d) manejo médico en función del riesgo cardiovascular, e) cuidado del equipo y tareas-compartidas (con el paciente y la comunidad) y f) sistemas de monitorización [10].
En este sentido son bienvenidas iniciativas de colaboración internacional no solo sobre los pacientes, sino también sobre los prestadores de salud; mejorar la competencia y el desempeño médico son aspectos clave de la prevención cardiovascular [1]. Precisamente la revista Medwave propone un suplemento íntegramente dedicado a las enfermedades cardiovasculares [11], en el que aparecen trabajos sobre diversos temas como la dislipidemia [12], crisis hipertensivas [13], síncope [14],[15], diabetes mellitus [16], insuficiencia cardiaca [16],[17], estenosis aortica [18], cardiopatía isquémica [19], miocardiopatías [19], arritmias cardiacas [20],[21] y los scores de riesgo cardiovascular en prevención primaria [22]. En algunas de estas revisiones se resalta tanto el valor de las nuevas técnicas de imagen [18],[19], como del “rejuvenecido” electrocardiograma [15],[21] de Einthoven para el diagnóstico adecuado de varias enfermedades cardiovasculares.
Finalmente es necesario reconocer el entusiasmo y profesionalidad de los autores Ibero-americanos y del equipo de trabajo de Medwave, para materializar con éxito este proyecto de colaboración a propósito del Día Mundial del Corazón.
Declaración de conflictos de intereses
Los autores declaran no tener potenciales conflictos de intereses con el tema abordado en el artículo.
Citación: Morales Salinas A, Baranchuk A, Bayés de Luna A. The World Heart Day prompts an Ibero-American collaboration. Medwave 2017 Mar;17(2):e6883 doi: 10.5867/medwave.2017.02.6883
Fecha de envío: 21/2/2017
Fecha de aceptación: 23/2/2017
Fecha de publicación: 17/3/2017
Origen: Este editorial forma parte del Suplemento 4 Especial de Cardiología cuyo editor invitado es el Dr. Alberto Morales Salinas
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