Uno de los fundamentos más importantes para analizar críticamente los estudios clínicos es la evidencia sobre la asociación entre la calidad de un estudio y sus resultados. Esta asociación se expresa de la siguiente forma: a menor calidad metodológica, los estudios tienden a exhibir resultados más favorables a las intervenciones, es decir, tienden a sobreestimar la efectividad de las mismas. Sin embargo, como ocurre muchas veces en epidemiología, una observación no necesariamente se reproduce al estudiar nuevamente el fenómeno. También puede ocurrir que en un momento dado surge evidencia que, al contrario, encuentra que los estudios de mejor calidad tienden a mostrar efectos mayores. La relación también se da en los estudios observacionales, cuando se comparan, respecto de la evaluación de un factor de riesgo, estudios de cohorte con estudios de casos y controles. Estos últimos tienden a sobreestimar el riesgo asociado a ese factor. Existe asociación entre estudios de mejor calidad con revistas de mayor prestigio, pero no podemos inferir que todos los estudios publicados en las revistas más famosas son confiables, o viceversa.
“…tratar de seguir la información significa abandonar vigorosamente el papel del pasivo receptor y transformarse en activo intérprete, lo que, por desgracia, no garantiza hacerse con ninguna verdad alternativa. La verdad esquiva, escurridiza, requiere más esfuerzo y esperanza”1
Uno de los fundamentos más importantes para analizar críticamente los estudios clínicos, es la evidencia sobre la asociación entre la calidad de un estudio y sus resultados. Esta asociación se expresa de la siguiente forma: a menor calidad metodológica, los estudios tienden a exhibir resultados más favorables a las intervenciones, es decir, tienden a sobreestimar la efectividad de las mismas. Los trabajos de Schulz y Moher aportaron pruebas empíricas de ello, respecto de los ensayos clínicos.
Sin embargo, como ocurre muchas veces en epidemiología, una observación no necesariamente se reproduce al estudiar nuevamente el fenómeno. Este y otros estudios (Clifford 2002, Emerson 1990) no demostraron asociación entre calidad y magnitud de los efectos:
O en un momento dado surge evidencia que, al contrario: encuentra que los estudios de mejor calidad tienden a mostrar efectos mayores:
La relación también se da en los estudios observacionales, cuando se comparan, respecto de la evaluación de un factor de riesgo, estudios de cohorte (“mayor validez”) con estudios de casos y controles (“menor validez”). Estos últimos tienden a sobreestimar el riesgo asociado a ese factor. En esta revisión, los estudios de casos y controles mostraron un mayor riesgo de cáncer gástrico por el consumo de carne procesada de 63%, mientras las cohortes sólo de un 24%.
Y también ocurre al comparar cohortes de mayor calidad con las metodológicamente más débiles. En esta revisión, las cohortes de menor calidad (sin ajuste de variables confusoras) mostraban que había una asociación significativa, mientras las cohortes con ajuste decían que no.
Por lo tanto, este fenómeno generalizado, bastante consistente, sugiere que las investigaciones de “menor calidad” efectivamente tienen una dosis mayor de sesgo, que desvía sus resultados, haciendo aparecer o aumentando la magnitud de las asociaciones (el efecto de la intervención, la importancia de un factor de riesgo).
¿Hay evidencia de asociación entre los indicadores de calidad e impacto de la revista y la de los artículos publicados en ella? Este podría ser un dato interesante para quien no desea complicarse la vida... bastaría con saber cuáles son las revistas más confiables y leer las conclusiones de los estudios contenidos en ellas.
Nuevamente, la asociación existe, pero no podemos inferir que todos los estudios publicados en las revistas más famosas son confiables, o viceversa.
Cuando llevamos a cabo el análisis crítico de un estudio, utilizamos los datos aportados por el autor en la publicación. Esto tiene sus limitaciones. Que el autor no haya mencionado una determinada característica del estudio no quiere decir que no la posea:
Esto ha sido evaluado formalmente:
Por ello, la calidad del reporte no debe confundirse con la calidad metodológica del estudio:
También es importante recordar que muchas veces, por desconocimiento de los métodos epidemiológicos, los autores utilizan términos inadecuados para referirse a un aspecto del diseño del estudio, o confunden conceptos.
Referidos a especialidades, patologías o tipos de intervenciones específicas:
En revistas o grupos de revistas específicas:
Otras variedades de estudio, además de los ensayos clínicos (estudios de pruebas diagnósticas, estudios observacionales):
One of the cornerstones of critical analysis of clinical trials is the evidence on the associations between the quality of a study and its results. The following are likely scenarios. The lower the methodological soundness of a study, the more favorable results may be obtained for the studied interventions, thus overestimating their effectiveness. However, as many times occurs in epidemiology, the reported observation may not necessarily be reproduced when the phenomenon is studied again. One may also find evidence that points to the contrary - the better the methodological quality of the study, the greater the observed effect. This relationship can also be found in observational studies of a risk factor that compare cohort studies to case-controlled studies. The latter tend to overestimate the risk associated to the factor. There is also an association between better quality studies and high impact journals, but we cannot infer that all studies published in top journals are reliable, and viceversa.
Citación: Araujo M. Fundamentals of critical analysis: in search of truth. Medwave 2011 Dec;11(12):e5274 doi: 10.5867/medwave.2011.12.5274
Fecha de envío: 25/11/2011
Fecha de aceptación: 26/11/2011
Fecha de publicación: 1/12/2011
Origen: solicitado
Tipo de revisión: sin revisión por pares
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