Desde hace algunos años, la inmigracion de personas procedentes de áreas socioeconómicas deprimidas constituye una realidad en todo el territorio español, lo que requiere mejorar el conocimiento de su estado de salud, así como determinar las prioridades preventivas y asistenciales. Dentro del colectivo de población inmigrante, merecen una especial mención los niños, cuyas principales características y necesidades en materia de salud se analizan en el presente artículo preparado por su autora para Medwave.
La emigración es un fenómeno que ha tenido lugar a lo largo de toda la historia de la humanidad: la guerra, el hambre, los conflictos étnicos y las notables desigualdades en las condiciones de las distintas sociedades, han empujado y siguen haciéndolo, a grandes masas de personas a abandonar sus lugares de nacimiento hacia destinos que le permitan llevar una vida mejor. En cualquier caso, los movimientos migratorios son debidos a motivos económicos y/o de seguridad.
El ritmo de crecimiento de la población inmigrante en España es intenso, siendo la media anual superior al 17%. Algunos factores que justifican esta importante llegada de inmigrantes a España son su cercanía a África, sus vínculos culturales con Latinoamérica y las adopciones internacionales. Todo ello conlleva una gran heterogeneidad en el colectivo inmigrante.
En lo referente a las enfermedades que presentan los inmigrantes, pueden clasificarse en los siguientes grupos:
Actualmente los niños y los adolescentes representan el 13% de la población inmigrante; al mismo tiempo constituye un importante porcentaje en el colectivo infantil dada la escasa natalidad de la población autóctona.
Según la Academia Americana de Pediatría, el niño inmigrante es aquel que procede de otro país con situación legalizada o no, refugiado y/o procedente de la adopción internacional, sin olvidar a los que se desplazan por cortos períodos de tiempo para tratamiento médico, de paso por España o en programas estatales.
A nivel jurídico, los individuos inmigrantes con menos de 18 años tienen reconocido el derecho a la asistencia sanitaria, estén inscritos o no en el padrón municipal (Ley Orgánica 4/2000 de 11 de enero).
En función de su origen, el colectivo inmigrante más numeroso está representado por el iberoamericano, al que siguen africanos (fundamentalmente marroquíes), europeos no comunitarios (búlgaros, rumanos) y asiáticos.
Obviamente se trata de un colectivo muy heterogéneo, por lo que debe dividirse en grupos que presenten unas características muy similares, lo que permite conocer mejor sus necesidades y el tipo de asistencia que demandan. El colectivo inmigrante en edad pediátrica puede dividirse en los siguientes grupos:
Actualmente se admite que las patologías más frecuentes en el colectivo inmigrante en edad pediátrica son las mismas que padece el colectivo autóctono de la misma edad. No obstante, los profesionales sanitarios no deben descartar la posibilidad de que presenten patologías importadas u otras ya casi erradicadas en España. Llegados a este punto, conviene tener una idea muy clara: la inmigración no supone un riesgo para la salud del país de acogida. Además, cuando el niño inmigrante lleva en España más de un año, las posibilidades de encontrar enfermedades infrecuentes en nuestro medio, son muy remotas (Fig. 1).
Figura 1. Etapas evolutivas en la salud del inmigrante (1).
En el plano psicológico y socio-cultural, el niño inmigrante tiene que enfrentarse a los siguientes problemas:
En definitiva, la población pediátrica inmigrante puede presentar elevadas tasas de fracaso escolar, aislamiento (social, cultural, lingüístico), dificultades en el ámbito sociofamiliar y a la hora de entender las normas socio-culturales, así como tendencia a la deculturación.
Antes de profundizar en este tema, conviene recordar los tres grupos en los que puede dividirse la población pediátrica inmigrante, pues su pertenencia a uno u otro, condicionará su problemática sanitaria
Una vez hecha esta introducción previa, conviene reflejar las diferentes patologías que se dan con mayor frecuencia en la población inmigrante en edad pediátrica, al margen de su diversificada procedencia. Tales enfermedades incluyen:
Figura 2. Zona de riesgo de infección de paludismo (1).
Figura 3. Incidencia mundial en la enfermedad tuberculosa (1).
Figura 4. Riesgo de infección mundial por el virus de la hepatitis (1).
La asistencia sanitaria que se presta al niño inmigrante que ha nacido y vive en España es la siguiente:
En contraposición, el niño que viene de fuera, debe someterse a la pauta asistencial que se describe seguidamente, preferentemente durante los primeros 15 días de estancia en España. Esta pauta incluye los siguientes puntos.
La anamnesis, además de los datos de filiación habituales, debe incluir los siguientes:
La exploración física en los inmigrantes en edad infantil o adolescente puede ser problemática por la inseguridad, ansiedad o vergüenza que los niños o las niñas adolescentes muestran al ser examinadas por una persona del sexo contrario.
En cualquier caso, la exploración física debe incluir valoración del estado nutricional, peso, talla, perímetro craneal (en los menores de 2 años), presión arterial (en los mayores de 6 años), agudeza visual y auditiva, nódulos, cicatriz de BCG, ganglios o visceromegalias y auscultación cardiopulmonar.
Junto a la exploración completa, debe incluirse el despistaje de las enfermedades prevalentes.
En la actualidad no existe ningún consenso sobre los exámenes complementarios que se deben realizar en la población pediátrica inmigrante asintomática; se admite que las pruebas deben seleccionarse de forma individualizada, teniendo en cuenta factores tales como: país de origen, tiempo transcurrido desde su llegada, datos procedentes de la anamnesis y de la exploración física y factores de riesgo detectados.
Las pruebas a realizar de manera genérica, aunque con ciertas consideraciones, son las siguientes: hemograma con reticulocitos, bioquímica básica e inmunoglobulinas, sedimento y análisis sistemático de orina, Mantoux en vacunados y no vacunados, test de metabolopatías en niños menores de 6 meses.
Tales criterios son los siguientes:
La vacunación universal ha sido una de las estrategias más efectivas en salud pública, produciendo como resultado una importante disminución en la incidencia de muchas enfermedades infecciosas, e incluso la erradicación de otras como la viruela.
Los objetivos de la OMS según los cuales todo niño debe recibir 3 dosis de la vacuna DTP y antipolio y 1de sarampión en su primer año de vida, no siempre se han cumplido; en este sentido, en niños inmigrantes se han detectado coberturas vacunales más bajas y no debe olvidarse que los calendarios de vacunación de varios de los países de procedencia de los inmigrantes contienen menos vacunas que las incluidas en los calendarios de los países occidentales y que las coberturas que consiguen suelen ser muy deficitarias, por lo que es preciso completar su calendario de vacunaciones y en caso de duda sobre si ha recibido o no una vacuna, administrársela.
Respecto a los certificados de vacunación que traen los niños inmigrantes de su país de origen, diferentes estudios han demostrado que los certificados procedentes de países americanos, India y Corea son más fiables en comparación con los procedentes de los países de Europa del este, Rusia y China.
De acuerdo con la información de que se disponga sobre el estado vacunal, habrá que elegir una opción u otra:
Tabla I. Calendario a seguir en el caso de que no exista vacunación previa (2).
DTP (Difteria, tétanos, pertussis) DTPa (Difteria, tétanos, pertussis acelular) VHB (Hepatitis B) Hib (Haemophilus influenzae b)
VPO (Polio oral) VPI (Polio inactivada) Mc (Meningitis C) TV (Triple vírica: sarampión, rubéola, parotiditis) Td (Tétanos, difteria adulto)
Tabla II. Número de dosis recomendadas para considerar correcta la vacunación (2).
Hib (Haemophilus influenzae b) TV (Triple vírica: sarampión, rubéola, parotiditis).
(1) En caso de recepción previa de vacuna antisarampionosa exclusiva por encima de los 12 meses de vida, se administrará una dosis de TV alrededor de los 6 años de edad.
(1) Según comienzo de vacunación: < 12 meses: 3-4 dosis; 12-14 meses: 2 dosis; > 15 meses: 1 dosis.
(2) Según edad de comienzo de vacunación: 0-5 meses: 3 dosis; 6-11 meses: 2 dosis; 12 meses-5 años: 1 dosis.
Para consultar los calendarios vacunales, puede recurrirse a las siguientes páginas Webs:
http://aepap.org/inmigrante/calendario.htm
http://www.guiadevacunacion.com.ar/
http://www.aepap.org/pdf/calendarios_esp_2009.pdf
En cualquier caso conviene explicar a los progenitores la importancia de las vacunas, así como la pauta vacunal a seguir con objeto de adaptar su situación inmunológica a la del resto de la población. Especial cuidado merecen vacunas sobre las que no se tiene demasiada experiencia; a modo de ejemplo podrían citarse vacunas como la del Haemophilus influenzae tipo b, el Meningococo C o el Neumococo, vacunas éstas que por lo general la población pediátrica inmigrante no ha recibido en su país de origen. Deben fijarse también sucesivas visitas al centro sanitario, vigilando su cumplimiento.
Al considerar las actividades preventivas y de promoción de la salud, hay que tener en cuenta que se está frente a un colectivo con una cultura, y en algunos casos, incluso con una filosofía de vida diferente a la que tiene el profesional sanitario del país de acogida, a lo que hay que unir el desconocimiento del sistema sanitario del citado país.
Ello obliga a mantener una actitud expectante por parte del profesional sanitario, intentando al mismo tiempo indagar en sus costumbres y conductas, con el fin de detectar comportamientos que puedan ser perjudiciales para su salud, o bien, otras actitudes que no supongan riesgo alguno para el paciente pediátrico ni para el resto de la familia, a pesar de que tales comportamientos al sanitario del país de acogida le parezcan cuando menos, raros.
En cualquier caso, el profesional sanitario debe conocer el comportamiento de la población inmigrante en aspectos tan trascendentales para la salud, como los siguientes: embarazo, parto y puerperio; alimentación e higiene; controles sanitarios, cuidados generales y vacunaciones; salud reproductiva y sexual, así como costumbres, actitudes y creencias.
Así pues, es importante que el profesional sanitario se interese por conocer las costumbres y la cultura del colectivo inmigrante, al tiempo que también debe explicarles cómo funciona el sistema sanitario. De esta forma, se contribuirá a favorecer la necesaria integración de la población inmigrante, al tiempo que se estará contribuyendo a incrementar su calidad de vida, en la medida que el trabajo del profesional de la salud, se lo permite.
Obviamente, el farmacéutico comunitario se incluye, junto con el médico y el ATS, en ese grupo de profesionales sanitarios con los que primero contactan los inmigrantes (Fig. 5)
(1) FUENTE: http://www.elmedicointeractivo.com/img/AULA%20898.pdf
(2) FUENTE: http://www.vacunas.net/guia2002/capitulo9.htm#2
Desde hace algunos años, la inmigracion de personas procedentes de áreas socioeconómicas deprimidas constituye una realidad en todo el territorio español, lo que requiere mejorar el conocimiento de su estado de salud, así como determinar las prioridades preventivas y asistenciales. Dentro del colectivo de población inmigrante, merecen una especial mención los niños, cuyas principales características y necesidades en materia de salud se analizan en el presente artículo preparado por su autora para Medwave.
Citación: Gómez AE. Immigration and health: healthcare for immigrant children. Medwave 2009 May;9(5):e3923 doi: 10.5867/medwave.2009.05.3923
Fecha de publicación: 1/5/2009
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