La publicación de estas Actas Científicas ha sido posible gracias a una colaboración editorial entre Medwave y el Servicio de Pediatría del Hospital Dr. Exequiel González Cortés.
Pocas patologías frustran tanto como la obesidad.
Una serie de factores atentan contra el tratamiento, principalmente porque comer es un placer. Cada vez que hay una celebración se realiza alrededor de una mesa y esto es, probablemente, ancestral, por lo que resulta difícil manejar esta situación en los pacientes.
El estudio de los factores neuroendocrinos que participan en la regulación del apetito y del balance energético aporta cada vez más evidencias para suponer algunas bases genéticas en la obesidad.
El gran incremento de la obesidad en los últimos años no apoya esta teoría y habla más bien de que se ha dado un cambio en las conductas de las personas, que afecta tanto la ingesta como el gasto energético. Tenemos hijos obesos de padres obesos y es probable que la causa principal no sea que el hijo tenga genes de obeso, sino que probablemente come lo mismo que los padres.
El aumento de la obesidad en la población infantil ha traído diversas consecuencias y problemas en la salud, entre ellos un aumento importante de los cuadros siguientes:
El manejo de la obesidad debe contemplar distintos factores: dieta, ejercicios y promoción de hábitos de vida saludable, lo que es muy importante.
Objetivos del tratamiento
Manejo dietético
En el manejo dietético no hay consenso en un tipo de dieta determinada para el tratamiento de la obesidad.
Los factores que se debe considerar en la formulación de la dieta son:
Ejercicio físico
Es otro pilar en el tratamiento. Todo tipo de ejercicio es beneficioso.
El ejercicio muscular puede aumentar la masa magra, con incremento de peso (la balanza puede engañar), pero habitualmente se asocia con un aumento del gasto metabólico basal y disminución de masa grasa, lo que es muy útil para el paciente, es decir que aunque en este niño no se esté observando una baja de peso, el hecho de estar cambiando masa grasa por masa magra ya es tremendamente beneficioso para él.
Se ha demostrado que el ejercicio por sí solo no es útil para obtener disminuciones importantes de peso, pero permite mantener con más facilidad el peso, una vez que se ha logrado bajarlo; además permite una mejoría importante de la autoestima, de la sensación de bienestar del paciente, y por lo tanto los pacientes siguen cumpliendo su tratamiento.
En el control del peso, el ejercicio de baja intensidad y larga duración es mucho más eficaz que el de gran intensidad y corta duración. Se debe insistir en que los niños deben caminar, jugar habitualmente en el colegio, andar en bicicleta; son ejercicios que muchas veces uno no ve como un gasto calórico muy importante, pero la evidencia demuestra que es mucho más eficaz un ejercicio prolongado que el ejercicio intenso y de corta duración. Así por ejemplo, en el metro uno no ve que la gente suba por las escaleras, si no que todos van por la escalera mecánica, prácticamente ya no se camina.
La combinación de ejercicio aeróbico con el ejercicio repetido de alta resistencia también resulta muy útil. Tanto el ejercicio aeróbico como el ejercicio de alta resistencia mejoran la capacidad de oxidar las grasas. La recomendación es un mínimo de 30 minutos diarios de ejercicio aeróbico, unas 4 veces por semana.
Hacer ejercicio no se debe gratificar con comida y menos con golosinas. El niño no está compitiendo para encontrar al final de la carrera un helado o un pastel, porque de esta forma actuamos en contra de lo que buscamos.
Hábitos de vida saludable
Respecto a los hábitos de vida saludable, ni la dieta, ni el ejercicio físico por sí solos logran mejorar la obesidad.
Además de promover el ejercicio diario y dietas saludables, se debe evitar el exceso de televisión. Está demostrado con estudios que los niños que pasan más de cinco horas diarias frente al televisor o al computador son mucho más obesos, en porcentaje y en kilos de peso, que los que pasan menos tiempo sentados frente al televisor o al computador; en parte, esto se debe, no sólo a la disminución de la actividad física, sino al aumento del consumo de alimentos de tipo chatarra y bebidas de fantasía. Cuando uno va al cine, es raro ver entrar a alguien sin un tambor de cabritas y las personas se mantienen comiendo mientras ven la película. Por lo tanto, se recomienda no más de 1 ó 2 horas diarias de televisión.
Es importante que toda la familia participe en conseguir estos hábitos de vida saludable. No se puede pretender que el niño haga dieta si sus padres comen todo el día delante de él. La actividad física en familia mejora considerablemente los lazos entre sus miembros y refuerza la autoestima de los menores, que se ven promovidos a seguir haciendo ejercicio cuando ya son adultos independientes.
Medicamentos
Actualmente no hay medicamentos recomendados para el tratamiento de la obesidad infantil.
Están en desarrollo algunos trabajos para evaluar la eficacia y seguridad de dos medicamentos en pacientes adolescentes: orlistat, que es un fármaco que inhibe la acción de las lipasas intestinales y sibutramina, cuyo efecto es a nivel central, inhibe la recaptación de serotonina y norepinefrina. Todavía no hay resultados al respecto.
El uso de orlistat en adultos ha mostrado mejoría en los niveles de leptina en el líquido cefalorraquídeo (LCR). La leptina es una hormona producida por los adipocitos, que da la señal central del total de masa grasa que tiene el organismo; a medida que aumenta la masa grasa, aumentan los niveles de leptina y tiende a disminuir el apetito en el largo plazo.
Se espera que los avances en la comprensión de todos los mecanismos que participan en el control del apetito y en el balance energético permitan desarrollar medicamentos que sean eficaces en el tratamiento de la obesidad.
El tratamiento de la obesidad es multifactorial. Tanto la dieta como el ejercicio indicado deben ser tales que se sostengan en el tiempo. No podemos indicar una dieta de hambre, porque esas dietas no se sostienen en el tiempo; es preferible tener paciencia y esperar resultados en el largo plazo que pretender conseguir una solución en muy pocos meses.
La meta principal no es la adecuación del peso sino conseguir el cambio de hábitos que promuevan un estilo de vida saludable.
La prevención es el mejor tratamiento. Cuando uno está frente a un obeso cuesta mucho conseguir adhesión a la dieta y a los nuevos estilos de vida; en general, el niño tiende a mantener su obesidad y sus costumbres.
El pediatra y el equipo de salud que atiende niños tienen una labor fundamental e ineludible en la educación de los padres y sus hijos, para conseguir un adecuado desarrollo y prácticas de vida saludable que permitan disminuir los problemas que genera el exceso de peso. En otras palabras, se podría llegar a pensar que esta generación está perdida y que será preciso empezar a trabajar, prácticamente, para las próximas generaciones y así tener un antes y un después.
La publicación de estas Actas Científicas ha sido posible gracias a una colaboración editorial entre Medwave y el Servicio de Pediatría del Hospital Dr. Exequiel González Cortés.
Citación: Reyes MA. Obesity in children. Medwave 2002 Sep;2(8):e2266 doi: 10.5867/medwave.2002.08.2266
Fecha de publicación: 1/9/2002
Nos complace que usted tenga interés en comentar uno de nuestros artículos. Su comentario será publicado inmediatamente. No obstante, Medwave se reserva el derecho a eliminarlo posteriormente si la dirección editorial considera que su comentario es: ofensivo en algún sentido, irrelevante, trivial, contiene errores de lenguaje, contiene arengas políticas, obedece a fines comerciales, contiene datos de alguna persona en particular, o sugiere cambios en el manejo de pacientes que no hayan sido publicados previamente en alguna revista con revisión por pares.
Aún no hay comentarios en este artículo.
Para comentar debe iniciar sesión