Tradicionalmente, la enseñanza de los temas complejos ha sido a base de tutorías uno a uno. Por ejemplo, en el siglo 18 las profesiones liberales y de las artes de representación empleaban mucho tiempo de contacto entre alumnos y sus docentes. En cierta medida, era posible lograr muchos de los objetivos de aprendizaje; sin embargo, el impacto era reducido.
Por otra parte, no existía el concepto de educación continua en las profesiones liberales. Sólo en medicina se subentendía que el facultativo debía mantenerse con un régimen de estudio incluso más allá de su formación universitaria de pre y postgrado. No obstante, en Chile nunca se promulgó un marco jurídico que obligara a los médicos a dar exámenes de certificación que corroboraran que sus conocimientos estuviesen actualizados.
Durante los siglos 18 y 19 se produce una creciente masificación del acceso a la educación y mayores necesidades de especialización en todo orden de profesiones y ocupaciones. Asimismo, la educación se convierte en un factor de movilidad social, llevando a una mayor demanda por educación y capacitación laboral.
Ahora, acercándonos al nuevo milenio, se comienza a inaugurar la verdadera era de la información y todos los países se encuentran enfrentados a la necesidad de construir sociedades basadas en el conocimiento e información. Esto conlleva una masificación aún mayor hacia todos los estratos y grupos etarios de la población, de la necesidad de disponer de acceso a la educación y capacitación. Simultáneamente, los procesos de globalización que caracterizan nuestra época también se acompañan de exigencias en materia de calidad y de certificación de calidad, cuyo objeto, en parte, es el de asegurar un mayor nivel de competitividad para nuestro país en la arena internacional.
Se debe, por tanto, modificar los medios y materiales educativos a la luz de estos nuevos requerimientos. Si antes los procesos de enseñanza/apendizaje ocurrían primordialmente en establecimientos físicos (escuelas, campus clínicos, etc.), utilizando la metodología presencial, y la puesta al día de los conocimientos se efectuaba principalmente por medio del material escrito (libros, revistas especializadas), con el advenimiento de las nuevas tecnologías se comienza a apreciar una creciente incorporación de nuevos medios a la educación, entre los cuales se puede mencionar la televisión, los videos, las cintas de audio, los CD-ROM y, por último, las computadoras. Estos nuevos medios se adaptan con especial facilidad a la educación a distancia, la que comienza a ser incorporada durante el siglo 20 como medio válido de instrucción.
Estos cambios han tenido sus repercusiones sobre las instituciones docentes de todo orden, las que se encuentran ahora en la disyuntiva entre seguir con los medios tradicionales de docencia (caracterizado por el bajo impacto y el elevado costo) o de adoptar modelos educativos alternativos basados en las nuevas tecnologías (multimedios e internet), permitiendo así una mayor masificación del conocimiento.
Otro factor que marca una inflexión es la irrupción de internet en nuestras vidas durante la década de los noventa. La posibilidad de comunicar computadores entre sí, geográficamente aislados y remotos, produce uno de los impactos más profundos en nuestra manera de educarnos y de adquirir nuevos conocimientos. Internet, en consecuencia, se convierte en un medio de excelencia, superando a otras tecnologías no de información, y abriéndose camino como un medio sin igual para la educación a distancia, ya sea a se stante, como en combinación con la modalidad presencial.
El examen de la realidad en el mundo revela que un número creciente de organizaciones están capacitando vía internet. Hoy se ofrecen alrededor de 10.000.000 de cursos online. Sólo en EE.UU. hay unas 700 empresas dedicadas al e-learning. Internet, además, se está utilizando no sólo para capacitar y educar, sino que también para formar: carreras enteras se están dictando por este medio.
Enormes caudales de contenidos se están ofreciendo gratis en internet (revistas especializadas, producción científica, cursos de MIT, entre otros). Instituciones como las fuerzas armadas de EE.UU., o la Comisión Europea, están asignando ingentes presupuestos para integrar el e-learning en sus currícula.
Pero, ¿qué es el e-learning? Una primera y simple aproximación es decir que e-learning es la enseñanza basada en internet. Sin embargo, no todos los cursos dictados por internet efectivamente corresponden a e-learning, por lo que se debe profundizar esta definición en función de lo que distingue a e-learning de otras modalidades que también usan internet.
E-learning, se puede decir, es el uso de las tecnologías de redes (internet) para diseñar, entregar, seleccionar, administrar y extender los procesos de aprendizaje. Sus elementos constitutivos son: contenidos en múltiples formatos (audio, texto, imágenes, animaciones, etc.); administración y seguimiento de todo el proceso de aprendizaje; y una comunidad de alumnos, docentes, desarrolladores y expertos en red (1).
Muchos autores sostienen que e-learning enriquece la experiencia educativa, la hace más rápida, reduce los costos, aumenta dramáticamente el acceso a la educación y asegura mayor transparencia del proceso para todas las partes involucradas (docentes, autoridades, alumnos).
Las ventajas del e-learning son que los cursos se pueden dictar las 24 horas del día, 7 días de la semana; asimismo, los cursos se pueden seguir desde cualquier lugar, aún sitios dispersos y remotos geográficamente, siempre que haya una conexión a Internet y un computador. Además, los participantes de los cursos se pueden conectar desde sus hogares, desde sus lugares de trabajo o desde los ciberlaboratorios (escuelas, cafés, ciberkioskos, etc.).
E-learning también favorece el intercambio internacional. Se puede optar por cursos asíncronos, que son más flexibles y aumentan la probabilidad de adhesión del participante ya que permite adecuar el curso a la disponibilidad de horario del alumno. Se puede incentivar la colaboración grupal en red con otros estudiantes. Y, más significativamente, integra al computador en la experiencia educativa.
Se dice que e-learning aumenta la interacción entre tutor y alumno. Hay estudios que demuestran que se incrementan notoriamente las posibilidades de hacer preguntas al instructor o docente en comparación con los cursos presenciales en aula. También se ha demostrado que el tiempo de adquisición de los contenidos es menor y que los estudiantes que usan computadores durante su proceso de aprendizaje tienen un mejor rendimiento. Los costos son menores y los cursos suelen estar mejor diseñados y preparados, y los contenidos son más completos (1).
A fin de cuentas, no es el medio en que se imparte la enseñanza lo que determina el aprendizaje: es el diseño instruccional y el grado de motivación del alumno. Esta afirmación es particularmente relevante; los cursos presenciales no necesariamente son mejores que los cursos a distancia. Sin embargo, en cualquiera de las dos modalidades es fundamental asegurar un buen diseño instruccional y mantener la motivación del alumno. Sin estos dos factores, cualquier curso verá afectado su nivel.
Joanne Capper (Banco Mundial) distingue cuatro tipos de ofertas de cursos en web (1):
El Servicio Nacional de Capacitación y Empleo ha jugado un papel fundamental en la calificación de la oferta de capacitación en el mercado chileno. Cumple labores fiscalizadoras, pero también promueve estándares de calidad.
La misión declarada de Sence es la siguiente: contribuir al incremento de la productividad nacional impulsando capacitación ocupacional, tanto en las empresas, como también en las personas de menores ingresos del país.
Esta tarea se realiza a través de la administración de un incentivo tributario que el Estado ofrece a las empresas para capacitar a su personal, y de una acción subsidiaria, por medio de un programa de becas de capacitación financiados con recursos públicos.
Uno de los programas que ha introducido Sence para promover y mejorar la empleabilidad de las personas, es el fomento a la educación a distancia y, en particular, del e-learning.
El SENCE entiende por E-LEARNING: “aquella(s) actividad(es) de capacitación que utilizan de manera integrada, recursos informáticos de comunicación y producción, en la formación de una metodología de desarrollo, para la construcción del proceso de enseñanza - aprendizaje, el cual se desarrolla por medio de transmisión de las redes de comunicación electrónicas públicas tales como la INTERNET, o privadas (INTRANET). Esta modalidad podrá ser efectuada en forma sincrónica o asincrónica”.
Si bien esta definición puede parecer un poco críptica, contiene algunos de los elementos esenciales que caracterizan al e-learning. Sin embargo, es una definición que presenta un sesgo por el lado de la tecnología y parece soslayar el componente instruccional que es clave en e-learning.
Sence ha fijado algunos criterios para que los cursos de e-learning sean franquiciables:
Si bien estos criterios son claros y están bien alineados con el objetivo de asegurar un mínimo nivel de calidad de los cursos que se puedan ofrecer en internet, sin embargo, la documentación correspondiente (formularios, manuales, etc.) y el personal evaluador/fiscalizar de Sence, no parece estar en conocimiento real de las condiciones en que se desarrollan y producen los cursos de e-learning, ni del entorno educativo que se debe crear.
Es preciso que Sence actúe con mayor determinación y rapidez en llevar el liderazgo que tiene en esta materia, pero dotándolo de una mayor permeación hacia el conjunto de su propia institución, así como de actuar con un efecto demostrativo hacia el resto de las instituciones del Estado.
Citación: Bachelet VC. E-learning: conceptual aspects. Medwave 2003 Jul;3(6):e2583 doi: 10.5867/medwave.2003.06.2583
Fecha de publicación: 1/7/2003
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