Tema
Estrategias APS en salud  

Palabras clave
Capitación, atención primaria, mecanismo de financiamiento

Introducción

Posterior al proceso de la municipalización de la atención primaria (APS) en los '80, el mecanismo de asignación de recursos pasó de ser uno de pago por prestación FAPEM (facturación por atención prestada en establecimientos municipalizados), a un mecanismo per cápita. Se buscaba aumentar la equidad en la asignación de recursos, otorgar mayor flexibilidad a la gestión municipal, aumentar la calidad de las prestaciones e impactar en la salud de la población. No obstante, existe escasa evidencia que analice las fortalezas y debilidades de este cambio en la actualidad.

Objetivos

Analizar la percepción de expertos del sistema de salud chileno acerca de las fortalezas y debilidades del cambio de FAPEM a per cápita. 

Método

Estudio cualitativo analítico. Se efectuaron 16 entrevistas semiestructuradas en enero 2021 a informantes claves expertos en salud, con 10 a 45 años de experiencia, agrupados en estos perfiles: expertos en políticas de salud, financiamiento de salud, implementadores y tomadores de decisión. Las entrevistas fueron realizadas y grabadas utilizando la plataforma de videoconferencias Zoom, previa aprobación mediante consentimiento informado, y fueron transcritas verbatim. Se utilizó análisis de contenido, desarrollado por dos investigadoras, incorporando notas de campo, codificación, categorización pre-existente y tópicos emergentes. El estudio es parte de la colaboración con The Lancet Global Health Commission on Financing PHC for LMICs y contó con la aprobación del Comité de Ética de Investigación en Seres Humanos de la Universidad de Chile.

Principales Resultados

En general, los expertos afirman que el cambio de FAPEM a per cápita fue positivo para la APS al corregir incentivos inadecuados relacionados con la provisión de servicios de alto costo, pero no necesariamente relevantes para la salud poblacional. Consideran que las fortalezas se relacionan con su cobertura nacional; asignación de recursos dirigidos hacia una población con base territorial (población inscrita); disponibilidad de un equipo multidisciplinario que ejecuta un Plan de Salud Familiar definido y completo; estabilidad y continuidad del financiamiento; y crecimiento sostenido del aporte en las últimas décadas. Sin embargo, las debilidades se relacionan más con las condiciones bajo las cuales funciona que con el mecanismo propiamente tal. La alta heterogeneidad de la gestión de los municipios, la baja cuantía del per cápita basal, la desactualización de los costos asistenciales y no asistenciales de la cartera de prestaciones entregada en el Plan de Salud Familiar, las limitaciones de la Ley de Estatuto Administrativo de APS que impide planificar financieramente con presupuesto asignado de antemano y que subestima los costos de la carrera referencial lineal, la falta de indexadores que capturen las complejidades del abordaje sanitario como riesgo en salud, la interacción del per cápita con otros mecanismos de asignación de recursos para APS como programas de reforzamiento e incentivos y otros mecanismos de asignación de recursos a nivel secundario; debilitan el mecanismo per cápita y limitan su potencial.

Conclusiones

El cambio de FAPEM a per cápita es percibido como un cambio positivo para la APS, ya que ha permitido desarrollar elementos propios de una estrategia APS fuerte y centrada en las personas. Sin embargo, la potencialidad del mecanismo de asignación de recursos es limitado por las condiciones bajo las cuales se inserta en el sistema de salud nacional existiendo múltiples ámbitos potenciales de mejora.