Este texto completo es la transcripción editada y revisada de una conferencia dictada en reunión clínica del Departamento de Medicina, Hospital Clínico Universidad de Chile. El director del Departamento de Medicina es el Dr. Alejandro Cotera y la coordinadora de las reuniones clínicas es la Dra. Miriam Alvo.
Vincent van Gogh (1853-1890) sufrió una serie de enfermedades en su vida adulta y llevó a cabo numerosos intentos de suicidio, al igual que varios de sus familiares.
En cuanto a la patología mental de Vincent van Gogh, distintos autores han propuesto variados diagnósticos, entre ellos: síndrome de Menier (Arenberg y Yasuda), intoxicación digitálica (Lee), intoxicación por consumo de serpentina (Bonkowsky y Gachet), intoxicación con absenta (numerosos), epilepsia (Evensen, Navratil y Doiteau), psicosis epiléptica (Birnbaum, Meige y Minkowski), epilepsia temporal (Müller y Gastaut), estado crepuscular (Riese y Steiner), psicosis maníaco-depresiva (Perry), esquizofrenia (Jaspers, Schilder, Kerschbaumer, Rose, Bychowshy), neurolúes (Springer y Wilkie), neurastenia (Fels y Uhde), psicopatía (Bolten), tumor cerebral (Bader), demencia frontotemporal (Miller), trastorno esquizoafectivo (Heerlein) y síndrome de Asperger o autismo (Fitzgerald).
Al concluir su formación en París como artista y luego de realizar múltiples autorretratos debido a que no contaba con fondos para contratar modelos, Vincent decide formar una comunidad de artistas en la Provenza, región de gran belleza del sur de Francia, llena de luz y colorido. Junto con su hermano Theo logra convencer a Paul Gauguin para que lo secunde, arrendando la casa amarilla (Fig. 1).
Junto a Gauguin visitó cafés y burdeles, se emborrachó con frecuencia y, a juzgar por los colores y formas que plasmó en sus cuadros tuvo un buen período. En la Fig. 3 se muestra su cuadro La terraza del café por la noche, en el cual el cielo presenta pequeñas explosiones de color, las figuras están ordenadas, los edificios son armónicos y hay un juego entre el azul y el amarillo que despierta una sensación muy placentera.
Figura 3. La terraza del café por la noche, Place du Forum, Arles (1888). Museum of Kröller Müller.
Sin embargo, Paul Gauguin permaneció sólo dos meses en la casa amarilla, ya que la personalidad débil y tímida de Vincent no soportó la fuerza y convicción de la de Gauguin. El primero comenzó a sufrir insomnio progresivo y alteraciones de la vivencia del yo. En una de sus cartas Paul Gauguin refiere que cierta noche se habría despertado encontrándose con los ojos azules de Vincent clavados en él, a pocos centímetros, lo que desencadenó sus temores y el deterioro de la relación. Van Gogh, viendo amenazado su proyecto de comunidad de artistas, cayó en un estado pre-psicótico franco. Pocos días antes de Navidad ambos pintores discutieron ácidamente. Gauguin abandonó la casa y, según la versión que entregó este último, van Gogh lo persiguió con una navaja pero, incapaz de encararlo, volvió a la casa amarilla, se cortó la oreja, la envolvió en un pañuelo y se fue al burdel de siempre, donde se la entregó a su meretriz favorita. A día siguiente fue hospitalizado, presa de un estado psicótico lúcido, con alucinaciones y delirios. Cuando lo dieron de alta fue víctima de críticas y burlas, lo que lo volvió a sumir en un estado psicótico que lo obligó a permanecer internado durante casi un año en un asilo en Saint Rémy. En ese período su actividad creativa fue muy oscilante, al igual que la frecuencia con que escribía cartas a su hermano Theo; así mismo, sus cuadros de la época presentan grandes contrastes, siendo algunos opacos y fríos y otros están llenos de luz y color.
Muchos piensan que van Gogh era bipolar (maníaco-depresivo), por las oscilaciones que presentaba en su productividad artística y epistolar. Además, numerosos autores coinciden en que los individuos creativos y los pacientes bipolares tendrían rasgos de personalidad comunes, compartiendo el holismo, la universalidad, la irritabilidad, la originalidad y el esoterismo, mientras que en las crisis creativas ambos suelen experimentar ideofugalidad y alteraciones del sueño, entre otras variables.
Lo que resulta muy notable de la obra pictórica de van Gogh en Arles son las enormes variaciones que se observan antes y después de sus episodios psicóticos. El cuadro de la Fig. 4 es la primera versión de la noche estrellada. Nos encontramos en el verano de 1888; Vincent acababa de llegar a la Provenza, no había presentado ninguna psicosis, estaba recién empezando su proyecto y se encontraba en plena consonancia con la naturaleza, con un espíritu armónico, contento y optimista.
Figura 4. Vincent van Gogh: Noche estrellada sobre el Ródano (1888). Museo de Orsay.
Seis meses después de pintar la Noche estrellada sobre el Ródano entró en psicosis y un año después pintó el famoso cuadro Noche estrellada, que se muestra en la siguiente imagen y se encuentra en el Museum of Modern Art de Nueva York. En el transcurso de un año y tras dos episodios de psicosis Vincent cambió radicalmente su percepción del mundo y plasmó las estrellas mediante formas espirales y juegos de luz y sombra muy diferentes a las del cuadro anterior (Fig. 5).
Figura 5. Vincent van Gogh: Noche estrellada (1889). Museo de Arte Moderno de Nueva York.
Desde ese momento en adelante la obra de van Gogh cambió dramáticamente, fue completamente innovadora y original, a tal punto que nadie lo comprendió mientras vivía y sólo años después de su muerte llegó a ser considerado como uno de los pintores más relevantes del arte moderno.
En la siguiente imagen se muestra el último cuadro que pintó Vincent van Gogh, dos semanas antes de que se suicidara. El propio Vincent admitió que quería expresar tristeza y una extremada soledad cuando realizó este trabajo (Fig. 6).
Figura 6. Vincent van Gogh: Trigal con cuervos (1890). Museo Nacional Van Gogh.
El 27 de julio de 1890, probablemente abrumado por la soledad, la difícil situación que atravesaba su hermano Theo, cuyo hijo estaba muy enfermo y enfrentaba una mala situación económica, Van Gogh sale a caminar en dirección a los campos que retratara con singular maestría, disparándose un tiro en el pecho, muriendo tras 48 horas de agonía. Se despidió de Theo con la frase: “La miseria no terminará jamás”.
En esa misma época Friedrich Nietzsche afirmaba: “Siempre hay algo de demencia en el amor, pero también siempre hay algo de razón en la demencia”.
Este texto completo es la transcripción editada y revisada de una conferencia dictada en reunión clínica del Departamento de Medicina, Hospital Clínico Universidad de Chile. El director del Departamento de Medicina es el Dr. Alejandro Cotera y la coordinadora de las reuniones clínicas es la Dra. Miriam Alvo.
Citación: Heerlein A. Psychopathology and the work of Vincent Van Gogh. Medwave 2009 Dic;9(12):e4308 doi: 10.5867/medwave.2009.12.4308
Fecha de publicación: 1/12/2009
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