Este texto completo es la transcripción editada y revisada del Curso de Actualización en Micología Médica, Infecciones Fúngicas Invasoras y Nosocomiales, organizado por el Instituto de Ciencias Biomédicas (ICBM) de la Universidad de Chile entre los días 29 de noviembre al 1 de diciembre de 2004.
Director del Curso: Dr. Víctor Silva, MSc.,PhD.
Coordinadora del Curso: Dra. Lily Contreras.
Edición científica: Dr. Víctor Silva.
Algunos hechos
Hay dos conceptos de resistencia, que no siempre están asociados en las infecciones micóticas; distinto es el caso de las bacterias, en las que lo que sucede in vitro se asocia generalmente con lo que sucede in vivo y por eso es tan importante conocer el antibiograma, del cual depende la decisión de los esquemas terapéuticos. En el caso de los hongos no siempre es así.
El concepto microbiológico de resistencia establece que una cepa es resistente cuando su CIM es más elevada que la habitual para esa especie. En cambio, según el concepto clínico, un hongo es resistente a un antifúngico cuando sigue produciendo la enfermedad en el paciente, a pesar de que la concentración del agente antimicótico sea máxima en el lugar de la infección (Kedrridge y cols, 1986). Lo anterior puede ocurrir porque en muchos casos de infecciones micóticas el paciente tiene un compromiso grave de la respuesta inmune; si es así, por más que se le administren fármacos, su sistema inmunitario no va a ser capaz de eliminar el agente patógeno.
La resistencia clínica depende de lo siguiente:
Entre los factores que pueden contribuir a la resistencia clínica hay factores propios de la célula fúngica, factores dependientes de la droga y factores del hospedero, que se pueden ver en detalle en la tabla I.
Tabla I. Factores que pueden contribuir a la resistencia clínica a drogas antifúngicas (Clin Microbiol Rev 1998; 11: 382-402).
Entre los factores fúngicos destacan la CIM inicial, en algunos casos; por eso es importante realizar el antifungigrama, aunque no está disponible en todas partes, porque es una técnica muy difícil y ha costado mucho estandarizarla; los serotipos, de los cuales algunos son más virulentos que otros; la estabilidad de las cepas; el tamaño de la población; las poblaciones que se van seleccionando y las biopelículas (biofilm).
En el caso del biofilm, además de que el fármaco penetra muy mal por los catéteres, se ha observado que el biofilm está formado por células adheridas a la superficie y células que flotan arriba y sobreexpresan bombas de eflujo, lo que les otorga más resistencia a los antimicóticos (véase figura 1).
Figura 1. Biopelículas.
Hay tres tipos de resistencia microbiológica:
Entre los mecanismos celulares de resistencia a antifúngicos están los siguientes:
En cuanto a los mecanismos moleculares de resistencia, las levaduras tienen muchos. Por este motivo es importante conocerlos y preocuparse de ellos, igual que en el caso de las bacterias (Clin Microbiol Rev 1998; 11: 382-402). Son los siguientes:
Hay dos estándares internacionales: uno del National Committee for Clinical Laboratory Standards (NCCLS), de los Estados Unidos, y el estándar europeo (EUCAST), que se basa en el anterior. En levaduras es más fácil estandarizar la técnica que en hongos filamentosos; por eso no hay estándares para todos ellos. Según los mecanismos de resistencia y la resistencia del hongo, se debe pedir pruebas de sensibilidad. Manuel Cuenca-Estrella, que utiliza el estándar del European Committee on Antibiotic Susceptibility Testing (EUCAST), de Madrid, señala que se debe solicitar antifungigrama en las siguientes situaciones:
Es importante diagnosticar las levaduras en cuanto a especie, porque algunas presentan distinta sensibilidad a ciertos fármacos. Por ejemplo, la Candida parapsilosis puede presentar resistencia intermedia a algunas equinocandinas. Aun no se conoce el mecanismo exacto, pero, debido probablemente a un componente de su pared celular, no es tan sensible a estas drogas como el resto de las especies de Candida. Es importante conocer los datos de la literatura; no siempre se va a poder medir la resistencia y cada especie fúngica tiene características particulares que la afectan.
El propósito de esta exposición fue aprender que los hongos también generan mecanismos de resistencia; saber cuándo sospechar que se ha generado una resistencia secundaria; y tener claro cuándo se debe solicitar las pruebas de sensibilidad.
Este texto completo es la transcripción editada y revisada del Curso de Actualización en Micología Médica, Infecciones Fúngicas Invasoras y Nosocomiales, organizado por el Instituto de Ciencias Biomédicas (ICBM) de la Universidad de Chile entre los días 29 de noviembre al 1 de diciembre de 2004.
Director del Curso: Dr. Víctor Silva, MSc.,PhD.
Coordinadora del Curso: Dra. Lily Contreras.
Edición científica: Dr. Víctor Silva.
Citación: Tapia C. Antifungal resistance. Medwave 2005 Abr;5(4):e3549 doi: 10.5867/medwave.2005.04.3549
Fecha de publicación: 1/5/2005
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