Este texto completo es la transcripción editada y revisada de una conferencia dictada en el Curso Actualización en Farmacología, organizado por Medwave Capacitación Limitada y la Unidad de Capacitación del Hospital Padre Hurtado durante los días 9 al 30 de junio de 2003. Director del Curso: Dr. Juan Diego Maya.
Los términos fármaco, medicamento y droga se utilizan en forma indistinta, aun cuando hay diferencias de definición muy sutiles. Fármaco es cualquier sustancia capaz de producir un cambio biológico a través de una acción química; por lo tanto, el agua y el oxígeno son fármacos, en cambio una roca que cae sobre un ser vivo no es un fármaco, ya que, aun cuando produce una acción biológica, no media una acción química. Casi siempre esta acción química se logra mediante la interacción con una molécula específica en el sistema biológico, molécula que se denomina receptor: en 98% de las situaciones farmacológicas esta sustancia tiene que tomar contacto con otra sustancia del organismo para desencadenar una acción química; no podría hacerlo de otra manera sino a través de este receptor.
Si bien los términos medicamento, fármaco y droga son prácticamente sinónimos, la palabra droga tiene una connotación muy negativa en nuestro medio, porque en general se la utiliza para aquellas sustancias de uso recreativo; en cambio, los norteamericanos llaman droga a todo, sea cocaína, alcohol, nicotina o labetalol y se dedican a estudiar y describir todos sus efectos, sea benéficos o tóxicos. En este sentido el agua y el oxígeno pueden tener ambos tipos de efecto: cuando a un paciente deshidratado se le administra agua, que en ese caso se utiliza como una droga, que actúa por sí sola, ya que está dentro del excepcional 2% de sustancias que ejercen su efecto sin interactuar con ningún receptor químico. Lo mismo ocurre con el oxígeno: cuando un paciente hipóxico recibe oxígeno, que en este caso es un fármaco o droga, se mejora. Sin embargo, si el oxígeno se administra en concentraciones muy elevadas, mayores de 60%, se va a producir una fibrosis pulmonar y un daño oxidativo, es decir, un efecto tóxico; y si se administra un volumen excesivo de agua se va a producir, al menos, un edema pulmonar. Un martillo sirve para clavar un clavo o para matar una persona, todo depende de la fuerza con que se utilice y sobre qué o quién se utilice: lo mismo pasa con los fármacos.
Cualquier sustancia química se puede considerar como un fármaco. Los aditivos que contienen los alimentos y que actúan como preservantes también funcionan como fármacos, ya que producen una interacción química; lo mismo ocurre con los detergentes, pesticidas, los desechos industriales, etc. A diferencia de esto, en nuestro medio se considera droga a los fármacos psicoactivos o psicotrópicos, es decir, que modifican la conducta o el estado de ánimo y que pueden causar abuso o adicción. En este curso no se tratará en forma específica este tipo de sustancias, aun cuando las propiedades físico-químicas, farmacológicas, farmacodinámicas y farmacocinéticas son las mismas.
La capacidad de una sustancia de actuar como fármaco está dada por su naturaleza física, que a su vez está dada por su estado: sólido, líquido o gaseoso; por el tipo de macromolécula de que se trate: carbohidrato, lípido, proteína o componentes de ellos (por ejemplo, la heparina es una molécula grande de carbohidrato asociada a una pequeña proteína); y por su característica química: ácido o base débil, que hace que estas sustancias sean capaces de ionizarse, liberando o aceptando un hidrógeno, lo que es fundamental para el comportamiento del fármaco en el organismo. La acción del fármaco también depende del tamaño: no da lo mismo una molécula pequeña que una proteína de tamaño molecular gigantesco; la primera entra al organismo, en cambio la proteína rebota, porque las membranas biológicas del organismo tienen un efecto de barrera suficientemente poderoso para impedirlo.
El fármaco no sólo tiene que tener una naturaleza y tamaño que le permitan acceder al organismo, sino que también debe ser capaz de interactuar con su receptor, lo que puede ocurrir mediante la formación de enlaces hidrofóbicos, electrostáticos y covalentes. Cuando un fármaco interactúa con su receptor formando enlaces covalentes, éstos no se pueden romper nunca más, de modo que es una interacción definitiva. Las interacciones electrostáticas son fuerzas eléctricas que actúan entre el receptor y el fármaco y pueden ser muy poderosas, pero se pueden romper con facilidad, es decir, no son definitivas. Los enlaces hidrofóbicos son débiles y corresponden a la mayoría de las interacciones que establecen los medicamentos con sus receptores; la debilidad de la interacción está dada porque la unión es sólo probabilística, pero si el receptor es capaz de establecer esta interacción con fuerza, se dice que el receptor tiene mucha afinidad por el fármaco y no lo va a soltar con facilidad. Finalmente, la forma del fármaco también influye, ya que los receptores aceptan moléculas de una forma específica, que les “calza” perfectamente. En medicina hay muchos casos en que se necesita el isómero, porque éste es el que actúa; un ejemplo es el fármaco carvedilol, que tiene cuatro isómeros, cuatro formas distintas y solamente una o dos de ellas poseen el efecto, las otras dos se antagonizan entre sí y se anulan.
Figura 1. Conceptos generales de farmacocinética y farmacodinamia. F = fármaco, R = receptor.
Figura 2. Ecuación de Henderson-Hasselbach.
Desde el punto de vista de la absorción, la forma ionizada no se absorbe; desde el punto de vista de eliminación en la orina es preferible la forma ionizada, porque no se reabsorbe y resulta más simple eliminarla; si se trata de una cavidad, por ejemplo una sinovia, para que un fármaco se acumule debe estar en forma ionizada, para que no atraviese de regreso hacia a la sangre desde donde llegó a la sinovia en forma no ionizada.
En medio ácido (pH bajo), donde la cantidad de iones hidrógeno es muy alta: predomina la forma no ionizada de un ácido débil, lo que favorece el paso a través de una membrana lipídica, porque ese ácido débil va a capturar todo el exceso de iones hidrógeno del medio; en el caso de las bases, predomina la forma ionizada de una base débil, por la misma razón, pero en esta forma la base no atraviesa membranas.
En un medio alcalino (pH alto) ocurre lo contrario: predomina la forma ionizada de un ácido débil y predomina la forma no ionizada de una base débil, lo que favorece el paso de ésta a través de una membrana lipídica. Por ejemplo, la Aspirina es un ácido débil; en el estómago, donde hay muchos hidrogeniones y pH bajo, predomina la forma no ionizada, mientras que en el intestino, donde el pH es alto, predomina la forma ionizada, por lo que la Aspirina normalmente se absorbe en el intestino.
En el intestino predomina la forma A- de la Aspirina y hay una pequeña cantidad de HA, por lo tanto la flecha hacia la izquierda en la ecuación es grande en el intestino y esta forma se va a absorber. Para mantener el equilibrio se deben unir otras dos H+ A-, para reemplazar la que se perdió. Como el intestino tiene una superficie tan grande, es tan largo, es suficiente el tránsito intestinal para lograr que se absorba de a poco esta fracción. En el estómago, aun cuando está la molécula liposoluble, no logra atravesar la mucosa debido a su grosor; además la superficie es pequeña y el tiempo de permanencia es escaso.
En la siguiente sesión se introducirán los conceptos básicos de farmacodinamia, que definen la interacción entre un fármaco y su receptor: qué es un fármaco agonista, qué es un fármaco antagonista, qué es un agonista parcial; también, los factores que influyen en la respuesta a los fármacos: tiempos de acción, duración de las interacciones y qué pasa cuando una interacción se prolonga mucho en el tiempo, es decir, la desensibilización. Finalmente, se verá por qué existe variación en la respuesta a los fármacos. Comprender esto es fundamental para empezar a hablar de administración segura de medicamentos.
Este texto completo es la transcripción editada y revisada de una conferencia dictada en el Curso Actualización en Farmacología, organizado por Medwave Capacitación Limitada y la Unidad de Capacitación del Hospital Padre Hurtado durante los días 9 al 30 de junio de 2003. Director del Curso: Dr. Juan Diego Maya.
Citación: Maya JD. Introduction to pharmacology. Medwave 2007 Abr;7(3):e3451 doi: 10.5867/medwave.2007.03.3451
Fecha de publicación: 1/4/2007
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