Este texto completo es la transcripción editada y revisada de una conferencia dictada en el Curso Desafíos y Oportunidades en Gastroenterología y Nutrición, organizado por la Sociedad Chilena de Pediatría durante los días 3, 4 y 5 de mayo de 2007. Directores: Dra. Sylvia Cruchet y Dr. Francisco Moraga.
Tabla I. Ingesta de macronutrientes en hombres, período basal e intervención con dieta mediterránea (promedio +/- DE)
Tabla II. Ingesta de macronutrientes en mujeres, período basal e intervención con dieta mediterránea (promedio +/- DE)
Respecto al consumo de grasas, se comprobó que en grasas totales los valores eran bastante similares (Tabla III). Se dedicó especial atención al contenido de grasas monoinsaturadas, en las que sí había diferencias, tanto en hombres como en mujeres (Tabla IV).
Tabla III. Consumo de grasas en hombres, valores basales y con dieta
Tabla IV. Consumo de grasas en mujeres, valores basales y con dieta mediterránea (promedio +/- DE)
Al comparar la ingesta de diferentes grupos de alimentos en España y Chile, se observa que la de cereales, tubérculos, azúcares, leguminosas, frutas, verduras y aceites vegetales es similar; mientras que la de carnes rojas, aves, pescados y lácteos, es algo mayor en Chile. Desde este punto de vista, la dieta española y la chilena son comparables (Fig. 1).
Figura 1. Porcentaje de calorías aportadas por diferentes grupos de alimentos en España y Chile (Fuente: Balances FAO)
Tabla V. Estudios de evaluación del porcentaje de calorías que aportan las grasas en la dieta chilena
El estudio de las tasas de mortalidad en Grecia, Estados Unidos y Finlandia, en un lapso de cinco años, demostró diferencias significativas en las defunciones, tanto por causa cardiovascular como generales; sin embargo, el consumo total de grasas era similar en los tres países, de modo que la mortalidad no se correlacionó con la cantidad de grasas, sino con su tipo.
Los ácidos grasos omega 3 son un elemento importante de la dieta mediterránea, como lo demostró el Lyon Diet Heart Study, que se realizó en personas que habían tenido un infarto, a las que se dividió en dos grupos: uno que recibió una dieta experimental, rica en ácidos grasos omega 3 y un grupo control, que recibió una dieta normal. La dieta experimental se enriqueció con ácidos grasos omega 3, en particular alfa linolénico, que se obtiene de la semilla de canola, a través del consumo de una margarina fabricada a partir de esta semilla. Analizando el consumo de distintos alimentos en el grupo mediterráneo y el grupo control, hubo similitudes en todos los alimentos con excepción de esta margarina, cuyo consumo fue superior en el grupo en estudio; igualmente, la ingesta de ácidos grasos en ambos grupos fue similar, salvo una pequeña diferencia en el porcentaje de calorías provenientes de los ácidos grasos omega 3. La sobrevida fue menor en el grupo control, con defunciones incluso durante el primer año, por lo que se concluyó que los ácidos grasos omega 3, en particular el alfa linoleico, son claves en la dieta mediterránea (Fig. 2).
Figura 2. Consumo de alimentos en el Lyon Diet Heart Study (verde: grupo mediterráneo; rojo: control)
Los polifenoles también son un elemento clave en las dietas mediterráneas. Se encuentran principalmente en frutas, bebidas como vino, café, té y chocolate, vegetales, cereales y leguminosas y entre sus propiedades se cuentan los efectos antitrombótico, antiinflamatorio y anticancerígeno; interacción con proteínas, activando o inhibiendo sistemas enzimáticos y la expresión de genes; y participan en la función endotelial, aumentando la expresión y actividad de eNOS y protegiendo la oxidación de NO. En un estudio publicado en 2001, en el que se estudió a dos grupos: uno que recibió una dieta alta en grasas y otro que recibió la misma dieta más 250 cc de vino, se evaluó la aparición de lipoperóxidos y radicales libres en el plasma y se observó que el grupo que recibió vino no tuvo un aumento significativo de los peróxidos plasmáticos, como lo tuvo el otro grupo (Fig. 3).
Figura 3. Efecto del consumo de vino tinto, con una dieta alta en grasas, sobre los niveles plasmáticos de peróxidos lipídicos (Boveris modified from Ursini and Sevanian, 2001)
Figura 4. Zonas mediterráneas en el mundo
La agricultura mediterránea no corresponde a un tipo de agricultura específica de los países del mar Mediterráneo, España, Grecia, Italia y Portugal, sino que se debe al condicionamiento geográfico y se define por sus resultados; sus productos son mayormente frutas, verduras, cereales, leguminosas, frutos secos, vino, aceite de oliva, pescados y productos del mar. En cambio, la agricultura continental se define por la producción de semillas, oleaginosas, carnes, leche de vaca y remolacha azucarera, como ocurre con la agricultura Argentina.
En la actualidad, el gobierno está promoviendo el concepto de Chile como potencia alimentaria. En 2004, Chile era el país número 17 del mundo en sus exportaciones agrícolas y se prevé que para 2010 ocupe el noveno lugar, debido al notable crecimiento del producto agroalimentario. Es importante destacar que 87% de las exportaciones chilenas son parte de la canasta mediterránea, de modo que es un país mediterráneo y sus productos también lo son (Tabla VI).
Tabla VI. Ranking mundial de exportaciones de alimentos: año 2004 y proyección a 2010
En términos generales, se puede afirmar que los pueblos mediterráneos tienen muy buena salud; por eso se reconoció la alimentación mediterránea. En el caso de Chile, se usó el ajuste DALE, de 2000, para mostrar que la salud en Chile es buena desde el punto de vista de la expectativa de vida ajustada, que está discretamente por debajo de la de Estados Unidos, es comparable a la de Cuba, mejor que la de Argentina y mejor que la de Brasil. En Francia y España, la expectativa de vida es superior a la de Estados Unidos en 3 años y a la de Japón, en 4,5 años (Fig. 5).
Figura 5. Expectativa de vida ajustada por discapacidad (DALE 2000)
Al analizar la mortalidad por causas cardiovasculares, en Chile es baja, aunque no tan baja como en Francia y España, pero sí más baja que en Estados Unidos, Cuba, Argentina y Brasil. De modo que en Chile hay buena salud; hay carencias en atención de salud, pero no afectan el panorama general (Fig. 6).
Figura 6. Tasa ajustada de mortalidad por enfermedades del aparato circulatorio (muertes/100.000)
El fisiólogo estadounidense Ancel Keys introdujo el término dietas mediterráneas en 1957, en El estudio de los siete países, celebrado en la portada de la revista TIME en 1961. Seguidor de su propia dieta, Keys murió en 2004, a la edad de 100 años. Para realizar el estudio se hizo un análisis de la situación epidemiológica de Finlandia, Yugoslavia, Grecia, Holanda, Italia, Japón y Estados Unidos. El estudio permitió descubrir que había una dieta asociada con buena salud. Entre las tasas ajustadas de mortalidad por causas coronarias, en 10.000 hombres, durante 10 años, destacaba la diferencia entre Creta (9), mediterráneo (184), Estados Unidos (420) y Holanda (574) (Keys A y cols; Am J Epidemiol 124: 1986).
Las recomendaciones de la Sociedad Americana del Corazón (American Heart Association, AHA), en materia de dieta y ejercicio, son de conocimiento general; en un estudio muy reciente, presentado en la última reunión de AHA en Houston, se comparó la dieta mediterránea con la dieta AHA y se encontró que los resultados eran igualmente favorables en la evolución de personas que han tenido un accidente cardiovascular.
Figura 7. Consumo de grasas y enfermedad coronaria
Este texto completo es la transcripción editada y revisada de una conferencia dictada en el Curso Desafíos y Oportunidades en Gastroenterología y Nutrición, organizado por la Sociedad Chilena de Pediatría durante los días 3, 4 y 5 de mayo de 2007. Directores: Dra. Sylvia Cruchet y Dr. Francisco Moraga.
Citación: Leighton F. Mediterranean diet in Chile?. Medwave 2007 Dic;7(11):e3248 doi: 10.5867/medwave.2007.11.3248
Fecha de publicación: 1/12/2007
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