Este texto completo es la transcripción editada y revisada de la conferencia dictada en el marco del VIII Congreso Chileno de Medicina Familiar, realizado en Santiago entre los días 25 al 27 de septiembre de 2006. El evento fue organizado por la Sociedad Chilena de Medicina Familiar.
Presidente: Dr. Reinaldo Muñoz.
Para que la relación de ayuda sea más exitosa, es decir, para que realmente ayude, debe tener ciertas características. Frank, en 1982, describió los cuatro componentes fundamentales de una relación o vínculo exitosos.
La relación en sí misma, es decir, lo que se denomina el proceso de interacción, es el primer componente de la relación de ayuda, la que debe ser comprometida, auténtica, genuina, sin máscaras, sincera y confiable. La relación de ayuda no es una terapia, por el contrario, la terapia se inscribe dentro de una relación de ayuda, pero en ambos casos es válida la conclusión a la que llegan todas las investigaciones que tratan de comparar los distintos métodos terapéuticos (sistémico, conductista) y es, que no existe ningún elemento que determine que un método o técnica sea mejor que los demás; en otras palabras, que el hecho de que la ayuda tenga el resultado esperado, es decir, que realmente ayude, depende de factores inespecíficos que son inherentes a cualquier relación o interacción honesta, confiable, empática y comprometida. De los cuatro componentes, éste es fundamental.
El encuadre social es el segundo componente. Se refiere a los roles definidos que cada individuo cumple, según su competencia profesional. Aquí es importante entender el concepto de experto, no sólo como una persona que sabe aplicar una técnica, sino que además es capaz de establecer este tipo de relación, con lo que el experto gana un poder que lo legitima frente a su usuario, cliente o paciente. El poder legítimo es fundamental, porque el profesional necesita ejercer una influencia y, en este caso, podrá hacerlo en la medida en que sea capaz de escuchar y comprender; en otras palabras, en este modelo el experto no está dado solamente por el desempeño técnico.
Las mitologías, como llama el autor al tercer componente, son las ideas, los conocimientos y paradigmas que las personas poseen y aplican en el momento de definir y enfrentar situaciones familiares. Son esquemas conceptuales que ofrecen al paciente y su familia conceptos aclaratorios de sus problemas y que indican al profesional sus alternativas de acción. Un mito es una invención, pero se puede utilizar en forma positiva cuando se usa como base para establecer el diálogo con las personas que necesitan ayuda, ya que lo que éstas manifiesten al respecto va a aclarar lo que les está pasando y va a sugerir un posible curso de acción; en otras palabras, el conversar sobre la mitología puede favorecer la comprensión mutua.
El ritual, que es el cuarto componente, se refiere a la forma en que se hacen las cosas, lo que incluye el escenario y el contexto. El profesional de la salud no atiende a la persona en cualquier parte, sino que lo hace en un box, en el que ejecuta una serie lógica de procedimientos que en conjunto, constituyen el ritual. El modelo de salud familiar pretende conseguir que esa forma se humanice más.
En resumen, la relación de ayuda es útil: cuando el experto, en este caso, el profesional, es confiable, sabe escuchar e intenta ser empático, logrando un “factor inespecífico” que es muy difícil de conseguir; cuando el encuadre social es adecuado, es decir, los roles están bien definidos y cada uno cumple bien su papel, dentro de un esquema conceptual claro; cuando los profesionales examinan constantemente sus esquemas conceptuales en el contexto del caso que los ocupa, para evitar aplicarlos de manera repetitiva, sino de acuerdo a la realidad correspondiente; y cuando el ritual que se emplea para entregar esta ayuda es humano y grato.
Figura 1. En la relación de ayuda nosotros trabajamos con y para las personas. ¿Qué es el “nosotros”?
En cuánto a cómo establecemos nosotros esta relación de ayuda, la respuesta es clara: comunicándonos y motivándonos, es decir, se requieren dos condiciones o habilidades básicas para la interacción: la comunicación y la motivación.
En lo que se refiere a la comunicación, como dice Maturana, “uno es en la comunicación”. Es importante recordar el modelo de receptor, emisor y mensaje, es decir, recordar los axiomas, pero las estrategias para mejorar lo que se puede observar mediante la comunicación no sirven sin un genuino proceso reflexivo. Lo importante es escuchar a la persona, para que ésta se sienta respetada; la mayoría de los reclamos que se realizan en los centros de atención primaria o CESFAM tienen que ver con la falta de comunicación adecuada. Se debe mejorar lo observable de la comunicación y para esto es bueno adquirir “habilidades” para la comunicación y mejorar todas las estrategias destinadas a conseguir que el otro se sienta comprendido, aceptado y respetado; pero más importante es aprender a auto-observarse y a reflexionar sobre lo que somos en esa relación (Fig. 1).
Figura 2. Comunicación
La motivación es la disposición a realizar acciones tendientes a lograr cambios, tanto en el usuario como en la persona que lo atiende. Se caracteriza por ser variable, en calidad y cantidad y es un concepto interaccional, es decir, el grado de motivación puede aumentar o disminuir dependiendo de lo que realicen los miembros de la relación. En este sentido, la motivación frente a una situación aumenta si se tiene un marco de referencia que permita encontrarle un sentido, en otras palabras, si la experiencia e intereses personales están relacionados con el caso; también aumenta cuando los usuarios tienen características que nos resultan afines. El equipo de salud tiene el deber de examinar el problema y examinarse a sí mismos para buscar elementos de motivación (Fig. 2).
Figura 3. Motivación
Este texto completo es la transcripción editada y revisada de la conferencia dictada en el marco del VIII Congreso Chileno de Medicina Familiar, realizado en Santiago entre los días 25 al 27 de septiembre de 2006. El evento fue organizado por la Sociedad Chilena de Medicina Familiar.
Presidente: Dr. Reinaldo Muñoz.
Citación: Pérez M. Proposals for operationalization of work with families II: The supportive relationship. Medwave 2007 Jul;7(6):e947 doi: 10.5867/medwave.2007.06.947
Fecha de publicación: 1/7/2007
Nos complace que usted tenga interés en comentar uno de nuestros artículos. Su comentario será publicado inmediatamente. No obstante, Medwave se reserva el derecho a eliminarlo posteriormente si la dirección editorial considera que su comentario es: ofensivo en algún sentido, irrelevante, trivial, contiene errores de lenguaje, contiene arengas políticas, obedece a fines comerciales, contiene datos de alguna persona en particular, o sugiere cambios en el manejo de pacientes que no hayan sido publicados previamente en alguna revista con revisión por pares.
Aún no hay comentarios en este artículo.
Para comentar debe iniciar sesión