Este texto completo es la transcripción editada y revisada de la conferencia dictada en el marco del VIII Congreso Chileno de Medicina Familiar, realizado en Santiago entre los días 25 al 27 de septiembre de 2006. El evento fue organizado por la Sociedad Chilena de Medicina Familiar.
Presidente: Dr. Reinaldo Muñoz.
El equipo a cargo del Programa de Salud y Medicina Familiar de la Universidad de Concepción se conformó a partir del año 1995, cuando la Dra. Patricia Villaseca impulsó una alianza entre la Universidad de Concepción y los municipios con el objetivo de intervenir a nivel de la Atención Primaria, trasladando el foco desde la atención del individuo hacia la familia. El concepto de base de todos los que trabajan con este enfoque es el que expresa Mafalda en la Fig.1: “Si no fuera por todos, nadie sería nada”; de esta manera, se puede decir que todos los que han participado en este proceso: alumnos, profesores, colaboradores, docentes e incluso, aquellos elementos críticos al modelo de Medicina Familiar, han sido fundamentales en el desarrollo del mismo.
Figura 1. Enfoque del Programa de Salud y Medicina Familiar de la Universidad de Concepción
El primer Magister en Salud Familiar se puede considerar como un hito fundacional, precisamente porque fue una co-construcción: no lo determinó y ofreció la Universidad como ocurre con la mayoría de los cursos, sino que los participantes intervinieron en el desarrollo de aquellas áreas del curriculum del Magister que consideraron necesarias para su desempeño en la atención primaria; desde entonces se ha aplicado el mismo método para formar a todas las generaciones de Magister: la primera egresó en 1995, la segunda, en 1998 y en el año 2000 el equipo comenzó a salir de la región y a viajar a distintas zonas del país para acompañar a otros grupos en el desarrollo de proyectos similares.
En esta presentación se mostrará la experiencia del Servicio de Salud Bío-Bío, de la VIII región en la formación de un programa de salud familiar con base en un equipo interdisciplinario, compuesto por médicos de familia, trabajadores sociales, kinesiólogos y psicólogos, es decir, por una serie de profesionales que representan las necesidades que surgen en la atención primaria, que no es sólo una experiencia teórica, sino que es la experiencia de haber vivido la transformación de un consultorio, o policlínico de atención primaria, en un Centro de Salud Familiar, para lo cual no bastó con adquirir conocimientos, sino que fue preciso sistematizarlos e “inventar” la forma de aplicarlos.
Figura 2. La interpretación de la realidad depende de los paradigmas del observador.
Comprender a las familias desde la perspectiva dialéctica exige reconocer que las teorías (como la teoría de sistemas, la teoría ecológica, etc.), los instrumentos, las técnicas y los métodos para entender y acercarse a las familias son sólo “inventos” o construcciones destinados a explicar, explorar o intervenir en la “familia” como “objeto de estudio”. Estos “inventos” pueden ser buenos o malos, pero, desde el punto de vista que nos ocupa, los mejores son aquellos que permiten ampliar la mirada y hacer un enfoque integral de la familia; por lo tanto, en medicina familiar se debe optar por aquellas invenciones que parecen más apropiadas para ser aplicadas en casos clínicos.
Toda teoría aporta sus propias distinciones con el fin de destacar ciertos aspectos de la realidad; a causa de esta condición, inherente a toda teoría, cuando se enfoca un aspecto de la realidad, los otros aspectos disminuyen o definitivamente desaparecen de la mirada. Por otra parte, toda teoría intenta elaborar sus conceptos sobre la base de un modelo ordenado que se refiera a aquello que define y evita invadir otros campos, de modo que siempre habrá aspectos del problema sobre el cual no tendrá injerencia. Por estas razones, los equipos deben adoptar varios modelos y aplicarlos con una perspectiva dialéctica, permitiendo que “conversen” entre ellos. Los instrumentos, métodos y conocimientos se deben utilizar como la caja de herramientas de un buen “maestro chasquilla”, que sabe para qué sirve cada elemento de la caja, pero de pronto se encuentra con un problema que no corresponde, en teoría, a las funciones de ninguna de sus herramientas, sin embargo es capaz de utilizar una o varias de ellas para resolver el problema.
En otras palabras, el equipo de salud debe colocar sus conocimientos en una “caja de herramientas” y aplicarlos de cualquier forma que sea útil para ayudar a las familias y a las personas, evitando el exceso de apego a sus ideas y conocimientos. Como Miguelito (Fig. 3), tendemos a ver nuestro dedo más grande que una torre, no sólo por razones ópticas, sino porque le damos más importancia a lo nuestro, a nuestras creencias y conocimientos. Para ayudar se verdad a las familias, no se las puede mirar de esta manera.
Figura 3. Toda teoría aporta sus propias distinciones, con el fin de destacar ciertos aspectos de la realidad.
Entre los instrumentos que más se utilizan están el genograma, el APGAR, el círculo familiar, los acontecimientos vitales estresantes, etc. Todos ellos deben estar en la “caja de herramientas”, de modo que cuando se capacita a los profesionales de los centros de salud se les enseña para qué sirven y cómo se utilizan, pero a la vez deben desarrollar el criterio para aplicarlos de manera raciona|.
Este texto completo es la transcripción editada y revisada de la conferencia dictada en el marco del VIII Congreso Chileno de Medicina Familiar, realizado en Santiago entre los días 25 al 27 de septiembre de 2006. El evento fue organizado por la Sociedad Chilena de Medicina Familiar.
Presidente: Dr. Reinaldo Muñoz.
Citación: Pérez M. Proposals for operationalization of work with families I. Medwave 2007 Jun;7(5):e943 doi: 10.5867/medwave.2007.05.943
Fecha de publicación: 1/6/2007
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