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Medwave 2003 Dic;3(11):e1357 doi: 10.5867/medwave.2003.11.1357
Creando el futuro del siglo XXI
Building the future of the XXI century
Hans Eben
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Resumen

Este texto completo es la transcripción editada y revisada de la conferencia dictada durante el XLVII Congreso Capítulo Chileno American College of Surgeons Santiago, 21 - 24 de mayo de 2003, en el Simposio Ejercicio Profesional-Humanidad y Globalización
Coordinador: Dr. Raúl Correa Velasco, FACS, Presidente Capítulo Chileno American College of Surgeons.


 

Dejamos atrás el siglo XX, tiempo de revolución industrial, donde se progresa en línea recta, se ve el éxito del pasado, el futuro es predecible, existe complacencia y estabilidad laboral. El futuro será más diferente del pasado, donde el progreso será un objetivo en movimiento, y la única forma de predecir el futuro es crearlo. El enemigo del futuro es el éxito del pasado.

Estamos en el siglo XXI, época de la revolución del conocimiento, la innovación, el mundo virtual, la inestabilidad, donde convergen lo local y lo global. Es decir, lo fácil se acabó, lo mediocre también, y lo bueno es insuficiente.

Si el futuro ya no es una progresión lineal del pasado, entonces el pensamiento matemático lineal rígido no soluciona los desafíos del presente. Con ello, el progreso dejó de moverse en línea recta; por el contrario, vivimos en un mundo donde todo es intermitente, nada está en equilibrio, y esto es algo dramático, pero aún ofrece oportunidades de crecer y ganar.

La generación de riqueza que tendrá lugar en este siglo triplicará la creada en los tres últimos siglos. Esto significará tensión y caos, a medida que llega la convergencia, lo cual exigirá excelencia en todas las profesiones. Lo mismo sucedió con el cambio de la era agraria a la industrial; en la actualidad, estamos pasando de la era industrial a la del conocimiento.

Habrá más perdedores que ganadores, porque la excelencia será un bien escaso y creará conflictos entre lo pasado y lo futuro, lo antiguo y lo nuevo; se producirá ansiedad en la vida tanto familiar como laboral, entre lo conocido y lo incierto, lo rígido y lo flexible, lo pequeño y lo grande.

El motivo de estos cambios
En la era agraria, los latifundistas heredaban la tierra por generaciones; 70% de la mano de obra trabajaba en el área agrícola, por lo que no era un mercado competitivo. Después, en la era industrial, al empezar a trabajar con las máquinas, 55% del empleo estaba en este sector. En la era actual de empresas que prestan distintos servicios, sabemos que 60% del empleo, dentro de 5 a 10 años, estará en este sector; en la era del conocimiento, sólo 18% de la población activa va a trabajar en este rubro.

Estados Unidos, triunfó durante el siglo XX, lo que también se vislumbra en el siglo XXI, tal como lo hizo Inglaterra en el siglo XIX; son tres siglos de habla inglesa, por lo que podemos deducir cuál es el idioma del futuro.

Desde 1960, el mundo ha experimentado once recesiones. Alemania perdió 85% de su patrimonio debido a la II Guerra Mundial; Japón, 92%. En la actualidad, lo que pasó el 11 de septiembre de 2001 en Nueva York no es nada en comparación con el pasado. Por fortuna, las crisis y recesiones son cada vez más breves. En época de recesión, las empresas mejoran su productividad, lo que ha sucedido en diez de las once recesiones desde 1960, de modo que la recuperación después de la recesión es más fuerte y más rápida, y conduce a un aumento en la productividad. Esto levanta la tasa de crecimiento, el estándar de vida y las utilidades empresariales. La productividad de los Estados Unidos ha salvado al mundo de una nueva recesión, con un aumento de la productividad anual, entre 1995 y 2002, de 2,6%.

Tiempo laboral versus calidad laboral y familiar
En Chile se trabaja, en promedio, 49 horas semanales; en China, 48 horas. Los médicos, trabajan más tiempo, sin horario definido. La distancia del valor agregado, entre países ricos y países pobres, aumenta a medida que las diferencias intelectuales se acrecientan: en 1900 era 5:1, en la actualidad 390:1 y en el 2020 será 1000:1.

En los años noventa la expansión del mercado y de la economía fue buena, hubo crecimiento continuo, que no fue impedido por la guerra del Golfo ni la crisis mexicana, ni la asiática, lo que se tradujo en un efecto riqueza, empleo estable y consumidor feliz; pero el 11 de septiembre de 2001, la nueva economía pasó de dot com a dot bomb.

Atentado contra las torres gemelas
Después del 11 de Septiembre del 2001 comenzó el efecto pobreza, la inestabilidad laboral, el consumidor inseguro. Los daños del dot bomb de la nueva economía costaron 4,7 trillones de dólares; el remezón de la vieja economía, 6,7 trillones de dólares; y el desplome del 11 de septiembre, sólo en daños físicos, 3,6 trillones de dólares, en total 15 trillones de dólares. Si lo comparamos con el PGB de los Estados Unidos, que es 10,2 trillones, podemos decir que se ha quemado un año y medio de la producción de los Estados Unidos por estos tres factores.

Desarrollo contra subdesarrollo
Por todo lo anterior, el término del siglo XX ha sido traumático y el inicio del XXI, aterrador. Se destruyó bajo escombros la transición a un nuevo orden mundial, donde sólo habrá ganadores y perdedores, lo que rediseñará el mapa de las empresas y de las economías. Más que en el inicio del siglo XXI, se está ante un nuevo milenio, cuyo real inicio no conocemos, debido a que ha habido muchos terremotos y réplicas, por lo que pareciera que estamos frente a un fuerte mensaje de cambios dramáticos en la vida, tanto familiar como laboral. Sabemos que de la población mundial de 6.215 millones de habitantes, sólo 19% está distribuida en los países desarrollados y 81% en los subdesarrollados. Cada día nacen 364.000 niños, sólo 9% de ellos en un país desarrollado; en cambio, 91% de ellos nacerán y crecerán en el subdesarrollo, en especial Asia. El país más poblado, en el año 2003, es China con 1.281 millones de habitantes. El país más poblado, en 2050, será India con 1.628 millones de habitantes, debido a que en China se practica el aborto; así, China está disminuyendo su tasa de crecimiento en comparación con India, donde no existe el aborto. No sólo la población mundial cambiará en forma discontinua, hay 16 países nuevos en la Unión Soviética, 6 en Croacia, 2 en Checoslovaquia y 3 en Irak. En la ONU, 75% de las banderas de los países representados en la actualidad no existían hace 50 años. Chile está avanzando con su propuesta de modernización y de transitar por el camino correcto.

Chile en el siglo XXI
En el futuro habrá en Chile dos tipos de empresas; las que crecen y las que desaparecen. Entonces, ¿qué debe hacer Chile en este nuevo entorno local y global. Chile tenía un crecimiento de 7,7% del PIB en 10 años, hasta 1998, con una visión clara de futuro. En 1998 comenzó a disminuir el PIB, a 3,9% en ese año, comenzó la crisis mundial, se iniciaron las reformas: de salud, tributaria, laboral, regulaciones, desempleados, plantas de revisión técnica, plantas de revisión ética.

El país se detuvo, con un PIB de 2%; en la actualidad, es de 2,3%. Hay cuatro alternativas, para crecer a tasas más aceleradas:

  • Crecimiento interno reducido;
  • Fusiones y adquisiciones;
  • Competencia cruzada: por ejemplo, 80% de las utilidades de Falabella provienen de las tarjetas de crédito, de los productos financieros, desplazando relativamente los productos tradicionales;
  • Internacionalización, es decir, emigrar. En 1990, 302 empresas chilenas invirtieron 24.500 millones de dólares en el extranjero; hoy están de regreso, debido a una mala experiencia, ya que 60% de la inversión se quemó.

¿Cómo crecer y ganar?
Como en todas las cosas, sólo se puede ganar por tamaño y eficiencia. Sabemos que, en el niño, el crecimiento se mide por tamaño y eficiencia; de hecho, ellos son los mejores empresarios: cuando pierden, cambian de juego. En el colegio, el mayor le pega al menor y lo deja fuera de competencia, salvo que el más pequeño pelee mejor, con más eficiencia, o corra más rápido; por lo tanto, lo ideal es que el niño tenga tamaño y eficiencia; sin tamaño ni eficiencia, es mejor que no salga a recreo. Antes, crecer en tamaño era suficiente; en la actualidad, crecer en eficiencia es más importante. De hecho, los niños pequeños tratan de estudiar más para sobresalir; lo mismo sucede con las empresas pequeñas, las que deben sobresalir en eficiencia. Lo peor es ser grande y pánfilo, o chico y flojo; así, el juego es saber cómo crecer y ganar, y eso se logra con tamaño y eficiencia adecuados.

Era del conocimiento
En la actualidad, el principal medio de producción es pequeño, gris, con un peso aproximado de 1.300 gramos: el cerebro humano, que recién ahora comenzamos a utilizar en la era del conocimiento. El conocimiento es el nuevo campo de batalla de los países, empresas y personas. Nadie puede detener el conocimiento ni aislarlo; se desplaza por las líneas telefónicas, está en el aire, en el ciberespacio; por lo tanto, entramos en la revolución del conocimiento. Estamos condenados al exceso de información y desinformación permanentes y por eso necesitamos negocios sorprendentes, con alta tasa de innovación, pues vivimos en el mundo del exceso, de la abundancia. Somos tan pequeños y hay tanto donde escoger, nos ahogamos en un mar de opciones, tenemos demasiado y lo peor es que queremos más. Ante una cefalea, debemos elegir entre 285 medicamentos distintos, podemos llegar incluso a la parálisis de compra. Por eso es que la nueva moneda mundial no es el dólar sino la información, el escenario global será una batalla invisible de información y conocimiento. La nueva fuente de riqueza estará en los activos intangibles, no en los edificios ni en las consultas, porque así se puede diferenciar el talento, la excelencia, las marcas. Cada uno será una marca en este mundo individual; por ejemplo, cada médico es una marca. Las empresas se están viendo obligadas a crear su propia obsolescencia y reinventar la industria, antes de que lo haga la competencia. En D&S, cada vez que instalamos un LIDER, dejamos obsoleto un EKONO de 15 millones de dólares; si no lo hacemos así, lo hará la competencia, por lo que debemos adelantarnos. Las empresas de éxito van dos años adelantadas al fracaso.

En el caso de los médicos, esto también es válido. Uno no se puede confiar en el éxito del pasado; hoy las innovaciones son rápidas, por lo que es preciso actualizarse en forma constante. Debemos llevar nuestro éxito a la cúspide del horizonte, saltar a la próxima cúspide antes que la competencia nos copie; cuando esto sucede, ya es demasiado tarde y se cae al abismo. Debemos ser capaces de crear nuestra propia obsolescencia y construir, porque así se genera nuevas oportunidades. Si uno no puede diferenciar su producto, debe diferenciar su talento. Nadie tiene el monopolio de la creatividad, por lo que las empresas que dominarán el siglo XXI aún no nacen.

Chile y las empresas chilenas
Chile no tiene tamaño. Con 15 millones de habitantes, representa 0,25% de la población mundial. Se prevé que con el tratado de libre comercio con los Estados Unidos nuestro mercado aumentará en 5%, con Europa 6% y Corea del Sur 1%, con un total del 12% de la población mundial, por lo que deberíamos tener un Chile de esas dimensiones para el año 2005 y posteriormente debemos incorporarnos al resto del mundo, con un Chile globalizado a fines del 2010, que disponga de un mercado potencial de 6.100 millones de habitantes; nuestro tamaño es pequeño, estamos en el lugar 61, pero nos creemos grandes; los empresarios incrementan el tamaño del mercado, justificando sus negocios y más adelante ven que el tamaño es muy pequeño y se está obligado a salir fuera del país.

Si nos comparamos con Irlanda o Nueva Zelandia, estos países tienen menos habitantes, pero su PIB es mayor. Chile tiene un PIB per cápita de 4.200 dólares, los médicos tienen un ingreso per cápita de más de 15.000 dólares, pero el promedio es sólo de 4.200 dólares.

Evolución del PIB per cápita
En los cuatro últimos años, Chile se ha empobrecido en 20%; Brasil, en 41%, Argentina, en 65%. Si Chile hubiese seguido creciendo a la tasa de 1997, en la actualidad hubiéramos tenido un PIB de 85 mil millones de dólares, con lo cual Chile habría duplicado el tamaño de la economía y del mercado desde 1992. Como esto no ocurrió, Chile quedó más pequeño de lo que todos pensamos; ya ni siquiera nos comparamos con países sino con ciudades: en los Estados Unidos hay 28 ciudades más grandes, de acuerdo con el PIB, es decir, somos del tamaño de la ciudad de Kansas, que queda en el medio oeste, con una población de tres millones de habitantes que exportan ganado y trigo. Si nos comparamos, somos del tamaño de Barcelona, Munich o Hamburgo; hay en el mundo 346 ciudades cuyo PIB es mayor que el de Chile.

¿Cómo está cambiando Chile?
Los cambios ocurren cuando las personas cambian; el crecimiento se da cuando las personas crecen. Los que no están preocupados por crecer están preocupados por morir. Los tres factores que dominan nuestra vida laboral y familiar son: el cambio, la competencia y el crecimiento; cuanto mayor sea la yuxtaposición, mayor será la excelencia que necesitaremos. El cambio es demasiado drástico, es preciso producirlo antes de que nos destroce. Es preferible crear una crisis y producir el cambio, porque éste puede generar progreso, discordancia, felicidad o dolor, pero lo que nunca más será igual es la vida laboral y profesional.

La pregunta del siglo XXI es si podremos proteger los valores familiares. El consumismo está absorbiendo los valores de la familia. La mujer es igual al hombre. El diploma universitario está reemplazando el certificado de matrimonio; según el último censo, los matrimonios civiles han disminuido en 11%; hay más nulidades que matrimonios; 56% más convivientes; jefas de hogar, 28% más; mujeres activas en el trabajo, 36%; promedio de escolaridad, 8,5 años; educación superior, 16%. Católicos 9% menos; agnósticos, 33% más. Automóviles, 31% más, o sea, 59% de los chilenos tienen automóvil; propietarios de vivienda, 7% más; lavadoras, 155% más, es decir que 79% de los chilenos tienen lavadora; refrigeradores, 49% más (80% tienen refrigerador). En síntesis, Chile se ha modernizado en el trascurso de estos 10 años, pero ese no es el problema: también hay 230.000 niños menos; 412.000 viejos más, con mayor expectativa de vida (78 años) y mientras más progrese la medicina, esta expectativa seguirá aumentando.

La menor tasa de natalidad, de 2,3 hijos por mujer, se compara con 3,6 del censo anterior; 51% de estos niños nacen fuera del matrimonio. En 2025 la natalidad proyectada es de 2,0 hijos por mujer; es decir, Chile no crecerá más a partir de esta fecha y la población empezará a disminuir y, si las matemáticas no fallan, en 2315 no quedará ningún chileno, porque Chile estaría poblado por peruanos, argentinos y bolivianos, situación parecida a la que enfrenta en este momento Europa con la inmigración, situación que obliga a crecer en un mercado que disminuye, a despedir empleados y ejecutivos. Está claro que Chile no tiene tamaño.

Eficiencia en Chile
Chile no tiene eficiencia suficiente en el escenario global. En la última clasificación del IMD, de Suiza, Chile ocupa el lugar 16 entre 29 países con menos de 20 millones de habitantes; somos del montón. Chile sabe alcanzar el éxito, pero no sabe administrarlo.

En las empresas chilenas pasa lo contrario de lo que sucede en Chile como país: son demasiado grandes en tamaño con relación a la economía; en eficiencia, han crecido más que Chile, pero con alta concentración, los empresarios chilenos tenemos liderazgo y gestión suficiente, en términos profesionales.

Las diez primeras empresas de Chile representan 34% del PIB chileno; en los Estados Unidos 13%; en el Brasil 10%; y en China 7%. Dicho de otro modo, somos el país más concentrado, en términos empresariales, y el futuro dependerá de si podemos construir el imperio de la mente y no seguir exportando materias primas cuyos precios hoy son la quinta parte de los que tenían hace 80 años, y seguirán disminuyendo cada vez más. Finalmente, la falta de exposure cultural, que también se ve en el ambiente médico, el interés por pedigree: dónde estudiaste (colegio, universidad), las amistades, apellidos, dónde veraneas, etcétera, todo eso tiene mucha importancia en un país chico como el nuestro. En la Argentina esto ha mejorado mucho; en Europa y en los Estados Unidos no les importa nada quién es quién, sino qué sabe, es decir el know what.

Resumen
Las alternativas de crecimiento son: crecimiento interno, fusiones y adquisiciones, competencia cruzada. Debemos ser capaces de escalar en cada uno de estos horizontes, dejando obsoleto el anterior; los empresarios chilenos no pueden seguir anclados en el mercado local. En Europa, por ejemplo, Nestlé vende 2% en Suiza y 98% lo exporta; Erickson 96%; Unilever 61%. Son países pequeños con grandes empresas, lo que explica la riqueza de esos países comparados con el nuestro. Sabemos que la diferencia entre ganadores y perdedores será cada vez mayor, a medida que los horizontes crecen en tamaño y eficiencia. Las estrellas atraen a más ganadores, los perdedores a más perdedores; los medianos y mediocres nunca ganan, y nuestro desafío es volver a levantar a Chile para volver a crecer.

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Este texto completo es la transcripción editada y revisada de la conferencia dictada durante el XLVII Congreso Capítulo Chileno American College of Surgeons Santiago, 21 - 24 de mayo de 2003, en el Simposio Ejercicio Profesional-Humanidad y Globalización
Coordinador: Dr. Raúl Correa Velasco, FACS, Presidente Capítulo Chileno American College of Surgeons.

Expositor: Hans Eben[1]

Filiación:
[1] ICARE Instituto Chileno de Administración Racional de Empresas, Santiago, Chile

Citación: Eben H. Building the future of the XXI century. Medwave 2003 Dic;3(11):e1357 doi: 10.5867/medwave.2003.11.1357

Fecha de publicación: 1/12/2003

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