Este texto completo es la transcripción editada y revisada de la conferencia dictada en el marco del XVII Congreso Chileno de Nutrición, realizado en Iquique entre los días 29 de noviembre al 2 de diciembre de 2006. El evento fue organizado por la Sociedad Chilena de Nutrición, Bromatología y Toxicología.
Presidente: Dr. Francisco Mardones Santander.
Figura 1. Incidencia acumulativa (%) de hipertensión de acuerdo al peso al nacer
Figura 2. Relación entre genética, eventos adversos en períodos críticos y enfermedad
Los períodos críticos del desarrollo son parte de la vida: cada sistema u órgano tiene un período, a veces breve, en el que ocurre su maduración. Los riñones maduran a las 34 semanas de gestación: el número de unidades funcionales, los nefrones, que es de 1 a 3 millones, se determina según el tamaño del cuerpo en ese momento y una a dos semanas después ya no existen más posibilidades de fabricar nuevos nefrones. Por lo tanto, cada adulto adquirió sus nefrones a las 34 semanas de gestación: ése es el periodo crítico para el riñón. Para el músculo, este período crítico es más precoz; el hígado tiene algunos períodos críticos después del nacimiento y el corazón tiene varios períodos críticos antes del nacimiento.
Es importante señalar que no todos los adultos diabéticos tienen el antecedente de bajo peso al nacer, porque hay más de una vía para el desarrollo de la diabetes. Una de ellas la determina el bajo peso al nacer, pero hay una segunda vía que comienza con un recién nacido saludable, que no crece entre el nacimiento y los tres meses de vida. En la Tabla I se muestra cómo el aumento de la estatura entre el nacimiento y los tres meses se relaciona con la aparición posterior de diabetes: a menor crecimiento, mayor incidencia de la enfermedad.
Tabla I. Incidencia acumulativa de diabetes tipo 2 en personas con peso al nacer mayor de 3,5 kg, según el aumento de la longitud entre el nacimiento y los 3 meses de edad
El registro de la talla desde el nacimiento hasta los tres meses permite predecir la aparición de diabetes 50 años más tarde. En ese período, tres órganos pasan por períodos críticos del desarrollo: el músculo, en el cual se almacena la glucosa, el páncreas endocrino, que fabrica la insulina, y el hígado. Los procesos que subyacen a este fenómeno todavía son desconocidos, pero lo cierto es que hay ciertos carriles de crecimiento que conducen a enfermedades crónicas y que algunos comienzan con un crecimiento pobre antes de nacer y otros comienzan con un crecimiento pobre en el periodo que va desde el nacimiento hasta cerca de un año de edad.
Figura 3. Relación entre la presión sistólica y el peso al nacer en 149.378 hombres suecos de 18 años de edad
Las pequeñas diferencias que se observan en las personas jóvenes contrastan con las grandes diferencias que se observan en edades mayores. Esto se explica de la siguiente manera: el individuo nace con alguna alteración que lo predispone a la hipertensión, pero es capaz de compensar durante la mayor parte de su vida, hasta que llega un momento en que pierde esta capacidad de compensación, comienza a elevar sus cifras de presión y, eventualmente, desarrolla la hipertensión arterial. Si el individuo nace con menos nefrones, cada nefrón trabaja más y se desgasta más, de modo que sus nefrones morirán en forma prematura; cuando los nefrones comienzan a morir, la presión sanguínea comienza a subir; cuanto más sube la presión, más nefrones mueren, lo que origina un círculo vicioso que conduce, eventualmente, a la hipertensión. Este proceso explica en forma simple el origen fetal de esta condición (Fig. 4).
Figura 4. Desarrollo de la hipertensión
En un estudio realizado en un pequeño grupo de ancianos, algunos con presión normal y otros hipertensos, se observó que en los normotensos el peso al nacer no tenían ninguna relación con la presión sanguínea; en cambio, en los hipertensos, aunque hubieran sido tratados, los que tuvieron bajo peso al nacer tenían presiones más altas que aquellos con mayor peso al nacer. La industria farmacéutica debería considerar estos datos, ya que demuestran que los hipertensos con antecedente de bajo peso al nacer son mucho más difíciles de controlar con drogas. Esto se podría explicar planteando que a los 70 años, todos los individuos que tienen menos nefrones desarrollarán hipertensión, si su carga genética les señala ese destino; en tanto que en los sujetos normotensos el peso de nacimiento es irrelevante, puesto que la presión está determinada por otros mecanismos no relacionados con este parámetro.
En un estudio alemán, que se publicó en NEJM, se comparó el número de glomérulos o nefrones en un grupo de 10 individuos hipertensos y un grupo de 10 individuos normales, todos fallecidos en accidentes de tránsito. Tanto los hombres como las mujeres que habían sido hipertensos tenían menor cantidad de glomérulos que aquellos sin hipertensión (Fig. 5). También se encontró una diferencia significativa en el volumen glomerular, que era mayor en los sujetos con hipertensión.
Figura 5. Número de glomérulos en 10 pacientes con hipertensión y 10 controles pareados
Figura 6. Tasa de riesgo para enfermedad coronaria (ingreso hospitalario o muerte) en 3.676 hombres
René Dubos, en su libro Mirage of health (1987), señaló que no se puede entender el efecto del ambiente sobre las personas si no se conoce la historia de vida de cada individuo. En este caso, esto significa que no se puede determinar el tipo de nutrición que requieren los individuos, si no se conoce la historia nutricional de cada uno de ellos. No se puede decir: “la grasa saturada es mala”; la oración correcta es: “las dietas ricas en grasas saturadas son malas para algunas personas, dependiendo de la experiencia nutricional que han tenido durante sus vidas, desde poco después de la concepción”. Durante muchos años se pensó que los genetistas podrían determinar quiénes pueden consumir grasas saturadas y quiénes no pueden hacerlo, pero este modelo era demasiado simple. Ahora existe un nuevo modelo, que incorpora los efectos de la nutrición sobre la expresión genética durante los primeros estadios del desarrollo.
Figura 7. Crecimiento de 357 niños que desarrollaron enfermedad coronaria en la edad adulta, en una cohorte de 4.630 niños nacidos en Helsinki
El crecimiento compensatorio acelerado postnatal tiene costos fisiológicos y metabólicos a largo plazo. Este fenómeno ya se había observado en animales, de modo que los granjeros sabían que si forzaban a los animales a crecer demasiado rápido éstos morirían, porque sus sistemas inmune, óseo, etc., no se desarrollarían lo suficiente.
En la Fig. 8 se muestra a un grupo de hombres y mujeres de 62 años de edad, divididos en grupos según la evolución de su índice de masa corporal (IMC) entre los 2 y los 11 años de edad: los que disminuyeron su IMC en más de una desviación estándar, los que aumentaron su IMC en más de una desviación estándar y varios grupos intermedios. Cincuenta años después, el rápido incremento en el IMC se asocia a un aumento en la insulinemia y la proinsulina en ayuno, que son marcadores de resistencia a la insulina. Por lo tanto, la presencia de estos marcadores en el adulto no depende del grado de sobrepeso que tenga el individuo en ese momento, sino de la evolución de su IMC durante la niñez.
Figura 8. Medición de resistencia a la insulina (ajustada por masa corporal actual) en 2003 hombres y mujeres de 62 años de edad
Con respecto al manejo del colesterol, siempre se pensó que los niveles elevados de este lípido se debían a dietas inapropiadas; de hecho, los médicos trataron durante mucho tiempo de reducir el colesterol de las personas mediante la dieta, lo que resultó un fracaso y una pérdida de tiempo: se puede cambiar el colesterol mediante estatinas, pero no mediante la dieta. El individuo debe aprender a manejar el colesterol y las grasas saturadas en un momento crítico de su vida; si no lo hace, tendrá alto riesgo de verse afectado por los problemas derivados del colesterol elevado.
En cuanto al último punto, el corazón está estructuralmente completo en el momento del nacimiento; fue modelado, dentro del útero, por las mismas fuerzas contra las cuales tuvo que bombear: los vasos placentarios, que pueden haber conformado un sistema de alta o baja presión, dependiendo, entre otros factores, de la nutrición materna. La mayor parte de las muertes se debe a algún tipo de falla cardiaca, que sobreviene cuando los vasos coronarios no son capaces de suplir al músculo cardíaco; en ese sentido no hay mucho que hacer, porque la circulación coronaria se forma antes de nacer y después, prácticamente no se modifica. En cambio, el rápido aumento de peso durante la niñez puede empeorar la situación del corazón, porque incrementa el estrés contra el cual el órgano debe trabajar. El corazón está configurado para un cuerpo en particular y si éste crece más rápido que lo esperado, la mayor demanda afectará la estructura del corazón; de hecho, se sabe que un niño pequeño al año de vida tendrá paredes cardíacas más gruesas, cincuenta años después, que un niño de peso normal al año de vida y que el tener un ventrículo izquierdo grueso es un factor de riesgo mayor para enfermedad coronaria. Existen sólo dos razones por las cuales los vasos sanguíneos no pueden suministrar suficiente sangre al músculo cardíaco: porque la pared es muy gruesa o porque el flujo sanguíneo es muy pequeño, y ambas condiciones se establecen antes del año de vida.
Figura 9. Fotografía de una familia durante la hambruna holandesa (1944)
En China, en 1950, cuando Mao Tse Tung estaba a punto de entrar en la ciudad, las mujeres estaban dando a luz de manera habitual; en esa época los registros de los nacimientos eran muy detallados, de modo que se ha podido rastrear a los niños que nacieron en el Pekin Memorial Hospital hasta el día de hoy y se encontró que los hijos de las madres más delgadas tienen menor capacidad para regular la glucemia y mayores niveles de insulina (Fig. 10). Esta observación se ha repetido en otras poblaciones del mundo, entre ellas, la de Finlandia (Fig. 11).
Figura 10. Concentraciones medias de insulina, según el índice de masa corporal materno, a las 38 semanas de gestación (China, 1950)
Figura 11. Medición de resistencia a la insulina (ajustada por masa corporal actual) en 2003 hombres y mujeres de 62 años de edad
Figura 12. Efecto del espesor del pliegue cutáneo materno previo al embarazo sobre el flujo sanguíneo a través del ductus venoso y el hígado
En este momento no se sabe de qué manera este desvío reconoce el porcentaje de grasa materna. Se supone que si la sangre que viene desde la madre es pobre en proteínas y aminoácidos, es más inteligente derivarla hacia el hígado fetal para que éste pueda procesar estos aminoácidos y producir las proteínas que el niño necesita; pero esta suposición debe ser investigada y comprobada.
Hoy se sabe que el embrión humano es muy sensible a la nutrición, que es capaz de reconocer el tipo de nutrientes que se le aportan y que, con esta base, configura su organismo para determinado tipo de nutrición que recibirá en el resto de su vida. El embrión localiza precozmente a las células madre y decide qué porcentaje de los nutrientes que recibe destinará a la formación de la placenta y qué porcentaje utilizará para formarse a sí mismo. Esta decisión se toma en el tercer día de la vida intrauterina y puede ser la decisión más importante de su vida: si se destinan muchas células a la placenta, ésta competirá con el embrión por el alimento; si se destinan muy pocas, la placenta no se desarrollará y el embrión morirá. Cómo toma esta decisión el embrión humano, qué parámetros de la madre considera y cómo los mide, no se sabe en absoluto: es uno más de la lista de temas sobre los cuales se debe investigar.
Figura 13. El círculo de la inequidad
En este momento se están dando las condiciones para romper este círculo, lo que será posible en la medida en que se abandonen los prejuicios y se reúnan investigadores de distintas disciplinas. La próxima reunión internacional de la DOHAD (Developemental Origins of Health and Disease) se realizará en Australia, en noviembre de 2007 y la subsiguiente se llevará a cabo en Chile, durante el año 2009.
Medwave. Año VII, No. 11, Diciembre 2007. Derechos Reservados.
Este texto completo es la transcripción editada y revisada de la conferencia dictada en el marco del XVII Congreso Chileno de Nutrición, realizado en Iquique entre los días 29 de noviembre al 2 de diciembre de 2006. El evento fue organizado por la Sociedad Chilena de Nutrición, Bromatología y Toxicología.
Presidente: Dr. Francisco Mardones Santander.
Citación: Barker D. Mechanisms involved in fetal programming. Medwave 2007 Dic;7(11):e1097 doi: 10.5867/medwave.2007.11.1097
Fecha de publicación: 1/12/2007
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