Este texto completo es la transcripción editada y revisada de la conferencia dictada en el marco del XVII Congreso Chileno de Nutrición, realizado en Iquique entre los días 29 de noviembre al 2 de diciembre de 2006. El evento fue organizado por la Sociedad Chilena de Nutrición, Bromatología y Toxicología.
Presidente: Dr. Francisco Mardones Santander.
En torno a los imperativos de la alimentación y nutrición para la subregión del Cono Sur, se puede decir que el nuevo milenio partió con cuentas pendientes, en el sentido de que aún persiste en América Latina la desnutrición proteico-energética, que provoca 50 mil muertes en esta región y 11 millones de muertes en el mundo cada año, mientras que en los países desarrollados, como Estados Unidos y en el continente europeo, que en conjunto tienen mucho mayor cantidad de habitantes, el total de muertes por la misma causa es de sólo 20 mil.
Aún subsisten problemas como los déficit de micronutrientes: con el yodo se ha avanzado mucho, no así con el hierro ni con el zinc, cuyo déficit tiene como consecuencias deficiencias de talla; también hay problemas con respecto al ácido fólico y los ácidos grasos esenciales, en especial entre los más pobres. La región, en conjunto, es muy rica, pero aún persiste en ella la pobreza.
Finalmente está el problema de las enfermedades crónicas, que constituyen la principal causa de muerte en la región, en relación con la modernización y el estilo de vida sedentario. En el futuro la tarea será no sólo evitar la muerte y la enfermedad, sino también añadir años de vida saludable.
Figura 1. Causas de muerte y porcentaje relacionado con la desnutrición (Bryce J, Boschi-Pinto C, Shibuya K, Black RE. WHO estimates of the causes of death in children. The Lancet Vol. 365, Issue 9465, 26 March 2005, Pages 1147-1152)
Si se observa el mapa de densidad de desnutridos de América Latina, queda claro que aún hay tareas pendientes. Revertir este mapa es una tarea subregional (Fig. 2).
Figura 2: Distribución de niños con bajo peso en América del Sur (niños por km2)
Hace un tiempo, el Presidente de Bolivia, Evo Morales, dijo desnutrición cero; esto significa desnutrición en todas sus formas, es decir, bajo peso al nacer, baja talla, bajo peso para la talla y obesidad, que comprende deficiencia de crecimiento, exceso de energía y dieta de mala calidad. Se espera que el último documento generado por la UNICEF y el Programa Mundial de Alimentos contribuya al logro de estas metas, para lo cual se deben desarrollar planes de acción a nivel local, de distrito, nacional y global (Fig. 3).
Figura 3. Marco global para la acción: Terminando con el hambre y la desnutrición en la niñez (WFP, UNICEF 2006)
Para erradicar la desnutrición, se deben concentrar los esfuerzos en pasar de los compromisos políticos a la acción. La Sociedad de Nutrición debe: ser un interlocutor en el trabajo con las organizaciones de las Naciones Unidas; abogar frente a los y entre los gobiernos para que tomen las acciones políticas para alcanzar las metas; establecer que la desnutrición en esta región es inaceptable, ya que no hay un nivel de pobreza tan marcado como en la India u otras regiones y hay riqueza suficiente para compensar los 100 dólares por hogar que se necesitan para evitar la desnutrición y la pobreza extrema; reforzar la vinculación de los donantes con acciones gubernamentales para erradicar la desnutrición, así como las instituciones que trabajan en la reducción del hambre, de la pobreza y la desnutrición; establecer o fortalecer sistemas de monitoreo y evaluación de lo que ocurre en la región, por medio de la prensa.
También es preciso considerar que la desnutrición y la obesidad no se mejoran tratando el caso individual: se debe crear un entorno que conduzca a acciones efectivas, lo que significa crear alianzas con organizaciones políticas y populares y lograr que los políticos cumplan sus promesas. Se hace necesario también vincular la nutrición adecuada con la producción agrícola, mediante productos como la quínoa y los porotos, que van a contribuir positivamente. El consumo de porotos y frijoles en la región va en descenso, mientras que el consumo de grasas, maíz y azúcares va en ascenso. Es preciso concentrar las intervenciones en los lugares donde están los más pobres y vulnerables, lo que implica evaluar e identificar esas poblaciones; determinar los socios potenciales
a nivel comunitario; fomentar las organizaciones de apoyo social y reforzar los vínculos entre ambos.
En este momento, Bolivia tiene un objetivo muy claro: lograr cero desnutrición. Aquí hay una oportunidad para que todos colaboremos con esta magna tarea, cuyo objetivo no está enfocado en la nutrición, sino en el desarrollo humano, social y económico de Bolivia. El Ministerio de Salud participa en forma comunitaria a todo nivel y hay muchas estrategias, pero es preciso integrarlas: no se obtienen resultados con tener programas 100% efectivos que sólo abarquen a 10% de la población; es preferible tener un programa que sea 50% efectivo y que abarque a 100% de la población. Asimismo, se necesita una movilización social que vaya más allá de un lema político, es decir, que dé la partida a acciones dirigidas a lograr metas concretas.
En relación con las enfermedades crónicas en América Latina, es diferente que una persona fallezca en la ancianidad o en la niñez: las muertes en la infancia son claramente evitables, las otras son postergables. La calidad de las grasas es un aspecto importante en lo que dice relación con la salud del cerebro y no solamente del corazón. Cáncer, infarto, hipercolesterolemia, obesidad y diabetes son enfermedades que se programan in utero; el mismo genoma da origen a fenotipos diferentes de acuerdo con la experiencia. Ya dijo Darwin cómo se expresan y cómo se desarrollan estas susceptibilidades genéticas a partir de los cambios en el ambiente.
Por último, una reflexión en torno a los mensajes de Rainer Gross, quien trabajó en Perú, Chile y Brasil, donde expresó, en varias oportunidades, que el conocimiento y la disciplina científica de la nutrición son condición necesaria, pero no suficiente, para establecer políticas y programas que lleven a una mejoría nutricional conducente a mejor salud y bienestar y que el liderazgo actúa junto con los conocimientos para abordar los problemas de nutrición y salud en forma efectiva.
La Declaración de Florianópolis de noviembre de 2006, emitida por un grupo de 25 jóvenes que debatieron acerca del liderazgo de América Latina, dice así: “Declaramos que el desarrollo de políticas públicas e investigación en nutrición debe estar inspirado en una misión común, con el propósito de influir en la generación y modificación de una agenda de trabajo regional que permita la disminución de los problemas asociados con la mala nutrición, en todas sus formas, en el mediano y largo plazo. Por lo tanto, es necesario que se trabaje en la integración y cooperación de los países de América Latina para definir una identidad regional; se promueva la equidad entre los países de la región, con especial atención a aquellos subrepresentados y con menor desarrollo; y que los actores de distintas áreas relacionadas con la nutrición trabajen en conjunto, por medio de redes de cooperación regionales”.
Con estos objetivos se formó una red, compuesta por la Sociedad Latinoamericana de Nutrición (SLAN), presidida por el Dr. Atalah; el Instituto Nacional de Salud Pública de México; el Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de Chile y una serie de otras instituciones, cuya primera tarea consistió en hacer un análisis de los indicadores establecidos, para establecer la magnitud de los problemas de nutrición de la región, aplicando puntos de corte apropiados. De esta manera se estableció que las prioridades son la anemia y la obesidad, seguidas de la anemia en los niños, el bajo peso al nacer, la baja tasa de lactancia materna y la talla baja.
La información recolectada en 56 instituciones que dieron a conocer los problemas que consideraban prioritarios indica que en primer lugar están las enfermedades crónicas no transmisibles, hecho que se ve reflejado en los proyectos de investigación que están en ejecución. Las instituciones que tienen publicaciones también consideraron que las enfermedades crónicas no transmisibles eran la principal prioridad en lo institucional, en los proyectos de investigación y en las publicaciones, de modo que hay un alto grado de concordancia entre las prioridades epidemiológicas y las prioridades institucionales. Con respecto a la talla baja la concordancia es algo menor, mientras que las otras metas tienen bastante concordancia; por ejemplo, la lactancia materna está en cuarto lugar para casi todas las instituciones.
La agenda de investigación muestra cierto desfase entre la epidemiología, lo que se declara y lo que se publica, en torno a lo cual se están haciendo proyectos. Por tanto, la tarea es alinear esto de mejor forma. En un tercio de lo que se publica, la nutrición aparece como algo no relevante desde el punto de vista epidemiológico; 25,6% aparece relacionado con las enfermedades crónicas no transmisibles y 20%, con micronutrientes; en consecuencia, estos dos temas se están abordando en forma prioritaria. Si se analiza con más detalle, en general se trata de estudios descriptivos, con muy poca evaluación de las intervenciones y muy pocos elementos que orienten a la implementación y rediseño de los programas. El sitio web del Centro Latinoamerticano y del Caribe de Información en Ciencias de la Salud (BIREME) muestra lo que se pretende que sea una plataforma para que todos compartamos información, proyectos y programas en forma electrónica.
Este texto completo es la transcripción editada y revisada de la conferencia dictada en el marco del XVII Congreso Chileno de Nutrición, realizado en Iquique entre los días 29 de noviembre al 2 de diciembre de 2006. El evento fue organizado por la Sociedad Chilena de Nutrición, Bromatología y Toxicología.
Presidente: Dr. Francisco Mardones Santander.
Citación: Uauy R. Priorities and imperatives at the subregional level. Medwave 2007 Jul;7(6):e1094 doi: 10.5867/medwave.2007.06.1094
Fecha de publicación: 1/7/2007
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