Hace algunas semanas llegué a mi casa por la tarde y me encontré con mi cachorrita Santuzza - 2 meses de edad, raza pastora alemana – convulsionando. Después de la convulsión, comenzó a correr chocando contra muros y otros perros, en evidente estado de compromiso y desorientación, mientras salivaba profusamente. Había en el patio evidencia de vómitos y deposiciones líquidas. Con gran alarma y actuando de inmediato, la subí a mi auto y la llevé al mejor centro veterinario de la ciudad, que tiene atención de urgencia especialista y es uno de los campus clínicos de la principal escuela de veterinaria del país. Allí quedó hospitalizada de inmediato, se descartó hipoglicemia, distemper y otras obviedades de la edad, y nos quedamos con la duda. ¿Qué es lo que ha causado este cuadro neurológico y gastrointestinal? Una colega veterinaria amiga me sugirió que descartáramos una eventual intoxicación por organofosforados o metaldehído, lo que hicimos: la perrita no había tenido ningún contacto con estas sustancias. Mientras temíamos por su vida, nos preguntábamos: entonces, ¿qué tiene?
Mi jardinero señaló que había visto unas semillas en las fecas de los perritos (tenemos tres cachorros de la misma edad y raza) concordantes con la ingesta de los frutos de un árbol Gingko que tenemos en el jardín. Me comentó que en el campo dicen que los animales que comen estos frutos se “marean”. Con esta información, me puse manos a la obra a buscar en PubMed con las palabras de texto libre “intoxication” “Gingko”. ¡Cuál fue mi alegría cuando me aparecieron tres reportes de casos en humanos con igual cuadro que Santuzza y buena evolución sin secuelas [1],[2],[3]! De inmediato me comuniqué con los veterinarios tratantes, discutimos el caso, la perrita se trató debidamente y evolucionó bien (Figura 1 y 2).
Figura 1. Perrita Santuzza completamente recuperada después de su intoxicación por ingesta de frutos de Gingko.
Figura 2. Árbol Gingko biloba y sus frutos.
Los médicos tratantes muchas veces se encuentran con casos extraños, fuera de lo común. No siempre hay información de base disponible en los textos de medicina, por lo que deben hacer búsquedas en las bases de datos como MEDLINE/PubMed. Pero los reportes de casos son los parientes pobres de la medicina basada en evidencias. Es más, están en el fondo de la pirámide de la evidencia, sólo por sobre la opinión de expertos. Sin embargo, desde hace ya más de una década que se reconoce que según el tipo de pregunta que se tiene, se buscará la evidencia que más se ajuste a responder esa pregunta [4]. Frente a un paciente con un cuadro clínico oscuro, vamos a necesitar saber si otros han comunicado algo parecido o no, que nos ayude a tomar las decisiones sobre nuestra paciente.
En la revista recibimos bastantes reportes de casos, y generalmente los aceptamos para publicación. No siempre se refieren a situaciones excepcionales como la relatada respecto de mi cachorra; muchas veces son casos que resultan interesantes y porque la revisión de la literatura nos permite refrescar conocimientos que estaban en un cajón. Valoramos también esas contribuciones. No obstante, siempre es necesario respetar la calidad del reporte, por lo que aconsejamos a los revisores emplear pautas de cotejo establecidas. En este caso, la directriz que se aplica para los reportes de casos es la CARE [5] (Figura 3).
Figura 3. Pauta de cotejo de la directriz CARE que aplica para la comunicación correcta de los reportes de caso.
Este mes nos complace presentar dos reportes de caso [6],[7] que van en la línea de lo señalado. Colegas, sobre todo los que se desempeñan en hospitales que hacen docencia, me han comentado que tienen muchos casos que quisieran publicar y compartir. Generalmente no tienen el tiempo de hacerlo.
Desde Medwave, invitamos a los colegas clínicos para que nos envíen sus mejores casos clínicos, siguiendo las directrices CARE en la preparación de sus manuscritos. Después de mi propia experiencia con Santuzza, he desarrollado una renovada valoración por la importancia de la publicación de los reportes de caso, no importa estén en el fondo del ecosistema de las publicaciones biomédicas y la evidencia. Finalmente, todos aportamos, tal como se señala con gran elocuencia en este video: Cómo los lobos pueden cambiar los ríos.
Quizás los reportes de casos son los lobos de la medicina…
La autora no tiene potenciales conflictos de intereses que declarar con la materia de este artículo.
Citación: Bachelet VC. A puppy and case reports in Medwave. Medwave 2015 Jul;15(6):e6197 doi: 10.5867/medwave.2015.06.6197
Fecha de publicación: 30/7/2015
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