Señora editora:
Publicar en las ciencias biomédicas se ha convertido en una necesidad para la mayoría de médicos, investigadores o estudiantes de doctorado, incluso para muchos estudiantes de medicina. Es conocido el dicho de “publicar o perecer” en el ámbito científico y muchas veces nombrado desde los primeros años del inicio de la carrera de investigador. Hay una presión constante para publicar los resultados del laboratorio, los casos tratados y la experiencia profesional. Si sumamos adicionalmente la presión que acompaña a muchos investigadores de asegurar fondos para sus investigaciones (o mantener una posición académica), hacer investigación y publicar es una de las principales prioridades. Es conocido que el número de publicaciones desempeñan un papel importante para asegurar una posición académica y continuar una carrera como científico [1],[2]. La importancia de publicar en las ciencias biomédicas se ve reflejada en el aumento importante del número de artículos enviados a revistas internacionales [3],[4]. En la mayoría de las veces, el punto final de un proyecto de investigación es lograr la publicación de los hallazgos: recolectar los datos, escribir el manuscrito, lidiar con el proceso de publicación (incluyendo los rechazos y las revisiones), y finalmente hacerse responsable de lo publicado, no es una tarea fácil.
Todo lo que he nombrado hasta aquí requiere un importante compromiso con la investigación que se está desarrollando y más aún requiere de mucho tiempo.
Investigadores de mayor antigüedad (jefe de laboratorio, jefe del departamento clínico, profesores mayores) están constantemente intentando publicar nuevos artículos científicos. En esa ambición por publicar algunas veces incurren en comportamientos poco éticos o abusivos sobre los investigadores más jóvenes. Obligan al investigador más joven a incluir al jefe como un autor en estudios en los cuáles no estuvo involucrado activamente, cambiar el orden de los autores, o hasta simplemente retirar al joven investigador de los autores volviéndolo simplemente un “escritor fantasma” del artículo sin recibir el crédito de su trabajo [5],[6],[7]. Un estudio realizado por Mowatt y colaboradores demostró que hasta 40% de las revisiones Cochrane presentaban evidencia de autorías inmerecidas (honorarias) [8], señalando así el impacto global de este problema.
Kwok [9] utiliza el término de “toro blanco” (o “vaca sagrada”) para representar mejor a aquellos investigadores que se aprovechan de sus colegas más jóvenes y al mismo tiempo piensan que son una especie “intocable” dentro de la jerarquía de investigadores. El trabajo de Strange provee unas definiciones precisas sobre los diversos tipos de abusos en la autoría de artículos [5].
Durante mis estudios de medicina y práctica profesional he encontrado, desafortunadamente, dos tipos de abusadores: los hábiles y los dictadores.
Los hábiles logran convencer que se han ganado el derecho a ser autores. Revisarán el manuscrito, harán unos pequeños comentarios de alguna sección del mismo (todo muy superficial) y hasta aprobarán el manuscrito final. Pero ¡cuidado! Solamente conocerán muy por encima la investigación, probablemente los comentarios sólo se enfocarán en errores menores del artículo (ortografía, redacción, sintaxis) y no serán cambios mayores al manuscrito. Es común que este tipo de abusadores se unan a la investigación cuando está ya haya empezado y esté avanzada de forma importante. Los abusadores hábiles convencen fácilmente que sí han trabajado lo suficiente y si alguien pone en tela de juicio dicho trabajo, recurren a su posición de jefe o mayor antigüedad para concluir la discusión a su favor.
Los dictadores no se tomarán las molestias que se tomas los abusadores hábiles. Usarán su rango para ser autores con o sin comentario alguno al manuscrito. En casos extremos llegarán a imponerse queriendo ser primeros autores de la investigación. Los criterios del International Committee of Medical Journal Editors (ICMJE por sus siglas en inglés o los criterios de “Vancouver” como se conocen también) [10] no lo molestarán en lo absoluto.
Como ya comenté antes, he encontrado ambos tipos de abusadores. En medicina el protagonista del abuso suele ser el jefe del departamento clínico o el director de la unidad quién se impone como autor (puede ser del tipo hábil o del tipo dictatorial, el último siendo el más frecuente en mi experiencia). He tenido discusiones con un jefe de departamento porque él quería que todos los profesores del departamento estuvieran incluidos como autores, inclusive así no supieran que la investigación existía (y mucho menos que hubieran participado). Cuando sucedió esto yo era un estudiante de medicina y tenía miedo ante esta situación; sin embargo, conocía los criterios del ICMJE [10] y así logré que sólo se incluyeran los profesores que sí participaron en la investigación como autores del proyecto.
Sin embargo hay que tener en cuenta que muchas de las revistas latinoamericanas en ciencias biomédicas no siempre utilizan los criterios de la ICMJE como lo demostró la investigación de Monteiro [11] en varias revistas brasileras.
Quisiera aprovechar este espacio para poder llegar a esas personas que se encuentran en esta situación: si usted es un estudiante de medicina, un residente o inclusive un investigador joven, no deje que los abusadores saquen provecho de la situación y se apropien de su investigación; siempre tenga en cuenta los criterios de la ICMJE [10].
Finalmente, mi recomendación es que antes de iniciar un nuevo proyecto de investigación, se realice una discusión entre investigadores para definir la autoría del proyecto, siempre recordando que la autoría de un trabajo se debe merecer y no regalar. Los criterios del ICMJE son muy claros, y los tres puntos que hay cumplir buscan dilucidar qué investigador realmente merece ser autor del proyecto. Si los criterios están claros desde el principio, se evitan las posibles confrontaciones posteriores durante el desarrollo de la investigación.
Declaración de conflictos de interés
El autor ha completado el formulario de declaración de conflictos de intereses del ICMJE traducido al castellano por Medwave, y declara ser profesor universitario y asistente de investigación del Departamento de Epidemiología de la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. Declara no tener otros intereses comprometidos con la materia de la carta.
Citación: Ávila M. Bullying in authorship: abusive mentorship and undeserved credit. Medwave 2014;14(4):e5950 doi: 10.5867/medwave.2014.04.5950
Fecha de envío: 26/4/2014
Fecha de aceptación: 5/5/2014
Fecha de publicación: 8/5/2014
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Nombre/name: Liliana Bisceglia
Fecha/date: 2014-05-15 14:39:16
Comentario/comment:
Felicito al autor por tratar un tema tan "complicado" como cierto. Espero abra debate.
En mis más de 20 años de médica puedo sentirme feliz que no lo sufrà ya que conté con "Señores Médicos Profesores" que guiaron mi residencia. Tampoco lo hice sufrir a nadie cuando fui Jefe de residentes, Sala o Sector. Médica Infectóloga Universidad Nacional de Córdoba.
Nombre/name: Maritza Franco
Fecha/date: 2014-05-19 08:11:32
Comentario/comment:
Excelente artÃculo, felicitaciones para el autor, desafortunadamente, aún persisten esas malas prácticas en la publicación cientÃfica.
Universidad de Ciencias Médicas . Villa Clara Cuba.
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