“Al quirófano vamos confiados, puesta siempre la fe en nuestro Dios para poder cumplir con el indefenso, que en nosotros confió. Atrás suele quedar la familia , la fatiga y el propio dolor. Sólo importa que la cirugía salga airosa de aquella misión”. Himno de los IQ.
El diccionario define la palabra compromiso como “una obligación contraída, palabra dada, fe entregada”, o como “un convenio moral por el cual un individuo se adscribe a una ideología”. Por lo tanto, no existe ningún contrato escrito de por medio; tan sólo es la palabra, la fe, lo que se entrega.
Es importante entender el concepto actual de paciente como un cliente quirúrgico, o usuario, como se se suele denominar, que tiene derechos como tal, porque paga por un servicio, de modo que si encuentra algo erróneo en el acto tiene pleno derecho a establecer una demanda o querella, ya que está pagando por dicho servicio, lo que nos obliga a tener mucho cuidado y cautela en lo que hacemos, para no ser parte de un problema que puede tener graves y lamentables consecuencias.
Este compromiso implica cuatro conceptos fundamentales:
La humanización se entiende como el ideal de entregar una atención personalizada al paciente, que se plantea como un ideal, pero que no es imposible. Para esto es importante saludar e identificarse frente al paciente, todo esto dentro del recinto quirúrgico, instantes antes de que se inicie la intervención, momento en que es posible preguntarle su nombre, ganar su confianza, preguntarle de qué parte se va a operar, etc., mostrando, ante todo, un gran respeto ante él.
Hoy en día, este aspecto se ha perdido un poco. Los celulares no dejan de sonar dentro de pabellón, el tránsito de personal es muy alto y se escuchan gritos entre ellos, cosas que sin duda desconciertan al paciente.
La honestidad debe unirse a la confianza y la modestia. La confianza parte del mismo momento en que se realiza el lavado quirúrgico, momento en que se aplica todo el concepto de esterilización; la modestia, en cambio, se refiere a que siempre podemos y tenemos que aprender de los demás, como así también, los demás de nosotros. Claro está que en este importante proceso tiene que imperar el respeto por los demás y la dominación del orgullo propio, para así poder aprender de nuestros pares.
La capacitación se refiere a la necesidad de estar siempre informándose, actualizándose, adoptando nuevas técnicas, conociendo a fondo los equipos nuevos que se implementan en los pabellones día a día, etc.
La ética, en este caso, se manifiesta con el profesionalismo y el respeto en el ambiente laboral, en el momento del acto quirúrgico.
El profesionalismo se refiere a que antes de la intervención, todos nuestros quehaceres estén debidamente realizados, y por otra parte, el respeto y la mantención de un correcto ambiente laboral tienen que estar siempre presentes. Este respeto debe extenderse a todos los participantes del acto y a todos los presentes dentro del pabellón; todo esto logrará el tan ansiado buen ambiente laboral.
El profesionalismo se entiende como que el instrumentista quirúrgico debe prever con anticipación los actos quirúrgicos del siguiente modo: preparando el instrumental y todos los implementos a usar mucho antes de la cirugía. Por ello se habla de respeto a los tiempos de llegada, y con cumplir las otras normas al respecto. Por eso se dice que el instrumentista quirúrgico cumple funciones antes, durante y después del acto quirúrgico.
Respecto al respeto, nosotros no podemos ponernos a discutir con nuestro cirujano, tratando de mantener la disciplina, de modo que se mantenga la empatía con el equipo quirúrgico. Recordemos que el pabellón en sí posee un ambiente tenso, lleno de estrés, pero si con los consejos aquí descritos logramos bajar dicho nivel de tensión, lograremos un óptimo ambiente para trabajar, cosa que irá en directo beneficio del éxito de la operación. Nosotros como instrumentistas somos responsables de esto, nunca lo olvidemos.
El compromiso quirúrgico del instrumentista para con el cirujano incluye:
Inspección de material, recuento de éste y funcionamiento del equipo. Todo esto, idealmente debería hacerse frente a una enfermera, o frente al personal de pabellón para que tod quede constatado. Los equipos también tienen que ser revisados y saber como funcionan.
Luego debemos tener la habilidad y la destreza para hacer las consultas, para ser a la vez consultadas, y así tener el tan necesario dominio de la tarea, facilidad de la ejecución y la eficiencia requerida.
Nunca olvidemos la responsabilidad que tenemos respecto al equipo quirúrgico. La asepsia y antisepsia, y por último la ética.
La responsabilidad frente al equipo como instrumentistas hoy en día nos atañe mucho más ahora que en las décadas anteriores. Y ésta puede tener consecuencias legales y penales, ya que existen las figuras de negligencia, olvido, etc., a los cuales no estamos ajenos, y que debemos evitar a toda costa.
¿Cómo respondemos a nuestro equipo si no tuvimos la ética de decir me faltó una gasa? Lo importante es ser siempre honestos, y confesar nuestras faltas a tiempo. Nunca olvidemos que también el manejo de la asepsia y antisepsia dependen exclusivamente del instrumentista quirúrgico.
Desde el minuto que comienza nuestro lavado de manos comienzan todos los factores y elementos que aquí hemos suscintamente mencionado: la profesionalidad, el respeto, la honestidad, etc.
Cuando hacemos estos procedimientos nadie nos observa, nadie nos controla, tan solo trabaja nuestra propia conciencia, y el resto del equipo, además del paciente, confía en nuestra honestidad y ética. En nosotros, por lo tanto, se deposita una gran confianza que no debe ser traicionada.
Como conclusión podríamos agregar que hoy en día, enfrentar una mesa instrumental es un gran compromiso moral, vocacional y judicial. No estamos solos, hay un paciente detrás, que nos puede demandar, y por ello los instrumentistas quirúrgicos deben estar muy atentos en ver lo que se está haciendo, prestar mucho oído para escuchar al cirujano qué es lo que desea, y mucho cerebro para entender y comprender qué es lo que el cirujano quiere que entendamos.
Citación: Quinteros P. The scrub nurse's commitment with the patient and the attending team. Medwave 2004 Dic;4(9):e2671 doi: 10.5867/medwave.2004.09.2671
Fecha de publicación: 1/10/2004
Nos complace que usted tenga interés en comentar uno de nuestros artículos. Su comentario será publicado inmediatamente. No obstante, Medwave se reserva el derecho a eliminarlo posteriormente si la dirección editorial considera que su comentario es: ofensivo en algún sentido, irrelevante, trivial, contiene errores de lenguaje, contiene arengas políticas, obedece a fines comerciales, contiene datos de alguna persona en particular, o sugiere cambios en el manejo de pacientes que no hayan sido publicados previamente en alguna revista con revisión por pares.
Aún no hay comentarios en este artículo.
Para comentar debe iniciar sesión