El tema que presentamos “Objetivos de Desarrollo del Milenio y Salud Escolar”, es un análisis de los principales problemas que afectan al escolar, y los factores que la condicionan, a principios del siglo XXI. Con ello, pretendemos unirnos al llamamiento del Secretario General de las Naciones Unidas, Koffi A. Anan, de trabajar por la defensa de los derechos a la salud, la educación y el bienestar de los escolares y jóvenes en una tarea unificadora, urgente y universal, desde la Atención Primaria de Salud.
Como Presidente de la Asociación Iberoamericana de Medicina y Salud Escolar y Universitaria, organización científica que lleva la voz de los escolares y jóvenes iberoamericanos a la Comunidad Internacional, sirva el marco de este II Encuentro Internacional de Atención Primaria de Salud en Talavera de la Reina, para dirigirme a todos los escolares y jóvenes, quiero decirles:
“Donde quiera que vivan
La fuente del Progreso Humano se encuentra en la vigencia de los derechos de los niños” (Kofi A. Aannan, 2003). Estos derechos, que son evidentes, nos hemos comprometido en hacerlos una realidad en el 2015, como plazo final, y forman parte de las promesas hechas en la Declaración del Milenio: una lista de compromisos acordados por todos los líderes de los 189 Estados Miembros del Quincuagésimo quinto período de sesiones de la Asamblea General de la ONU, del 13 de septiembre de 2000 .
La Declaración del Milenio fue la culminación de una serie de conferencias y cumbres internacionales que comenzaron en 1990 con la Cumbre Mundial a favor de la Infancia, hasta la Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo (Monterrey, México, de marzo de 2002 ), para movilizar a: los gobiernos, organizaciones internacionales, sociedades científicas, y la sociedad civil, para alcanzar los objetivos y metas, utilizando los recursos de forma estratégica y eficiente, en la que los países ricos prometieron aumentar los niveles de ayuda. En la Cumbre sobre Desarrollo Sostenible (Johannesburgo, Sudáfrica, 2002 ) se abordó la pobreza en el contexto del desarrollo sostenible. La coherencia entre los objetivos de la Cumbre Mundial de la Infancia y los de la Declaración del Milenio presentan un nuevo desafío a los profesionales sanitarios de Atención Primaria que atienden las necesidades de los escolares y jóvenes.
En esa oportunidad, los principios directrices de la estrategia general de los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio, con sus dieciocho metas tienen igual importancia, pero como contribución de la Asociación Iberoamericana de Medicina y Salud Escolar y Universitaria, de acuerdo con la OMS en su 56 ª Asamblea Mundial de la Salud de 4 de abril de 2003 fijaron que tres de los ocho objetivos, ocho de las 18 metas y 18 de los 48 indicadores están relacionados con la salud:
Para el año 2015 deberemos haber reducido a la mitad el número de personas que viven con menos de un dólar por día, también para ese año todos los niños y niñas en edad escolar deberán ir a la escuela. Así como, hacer todo lo posible para prevenir la guerra y proteger los recursos del planeta para las generaciones venideras. El cronograma del Proyecto del Milenio se concreta en el Informe del Desarrollo Humano 2003 publicado recientemente en este segundo semestre de 2003 por el PNUD a la vista de los datos y evaluaciones técnicas de cada país y región del mundo.
Ello significa que, un niño o una niña nacida en el año 2000 tiene derecho a esperar que el mundo sea diferente para cuando cumpla los 15 años, y que tienen derecho a ver un mundo mejor en vida. “Solo tendremos un mundo mejor si invertimos en los escolares y jóvenes, pues por cada Euro que invertimos en el desarrollo de un niño, la sociedad en general gana 7 euros” (Banco Mundial, 2003).
Dentro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, hay tres ejes transversales:
La promesa de que la infancia fuera la prioridad a la hora de asignar recursos no se ha cumplido. Los dirigentes nacionales deben tener en cuenta la lección más importante del pasado decenio: “Invertir en la niñez desde sus primeros años de vida no es una medida caritativa, ni una extravagancia, sino la mejor manera de asegurar el desarrollo a largo plazo” (UNICEF, Cumbre Mundial de la Infancia, 2001).
La Situación de la Infancia en el Mundo, en las puertas del siglo XXI, se halla condicionada por un denominador común de muchos de los males que aquejan a la población del planeta, la pobreza y el subdesarrollo. Los problemas económicos en el mundo en desarrollo se han incrementado, y esto ha dado lugar a una disminución en el ritmo de satisfacción de las necesidades de los niños y escolares. Erradicar la pobreza es el objetivo de las agencias, organismos e instituciones que trabajan por los derechos de la infancia y el escolar, y el primero de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Además, en el “Informe sobre la Salud en el Mundo en relación con los Objetivos de Desarrollo del Milenio” de la Organización Mundial de la Salud, se denuncia un progresivo deterioro de la salud infantil debido al aumento de las diferencias entre ricos y pobres. El desfase entre los países desarrollados y los menos adelantados ha aumentado en los últimos diez años, a pesar de los rápidos cambios sociales, económicos, tecnológicos, y culturales que se han extendido por todo el mundo en esta pasada década.
En el inicio de este siglo XXI no hay prioridad mayor que hacer frente al desafío que supone la pobreza, la ignorancia y la enfermedad. La edad escolar es el momento en el que se establecen las diferencias entre ricos y pobres. Es aquí precisamente donde se establece la enorme zanja, que constituye una afrenta para la humanidad entera y cuando se enraízan la mayoría de las actitudes de intolerancia, de exclusión, e indiferencia. La espiral del subdesarrollo y del analfabetismo debe detenerse. Es la infancia la que sufre con más rigor estos problemas.
Las transformaciones que se requieren para ello son muy profundas y deben hacerse coincidiendo con el comienzo de la vida misma. De aquí la importancia de la educación infantil. Los maestros y los profesionales de la salud son, junto a los padres, y particularmente las madres, los grandes actores sociales de este cambio sustancial del que depende, lo digo con profunda convicción, este mundo más luminoso, que debemos forjar entre todos favoreciendo el desarrollo intelectual de cada persona.
Por ello, la Asociación Iberoamericana de Medicina y Salud Escolar y Universitaria, se une al llamamiento del Secretario General de las Naciones Unidas, y al trabajo eficaz del Centro de Referencia Internacional en Salud Escolar de Talavera de la Reina, para abordar uno de los principales problemas de principios de este siglo XXI: La desigualdad al acceso a la educación, la atención de salud escolar, y a la calidad de vida.
El tiempo de diagnósticos y especulaciones teóricas debe dar paso ahora a la acción. Las frases retóricas acerca de la infancia deben ser respaldadas con acciones concretas. Esto lo sabe muy bien el Área de Atención Primaria de Talavera de la Reina, “nuestro éxito se medirá por los resultados que logremos”, (UNICEF, julio de 2002 ), por esta excelencia, es hoy nuestro Primer Centro de Referencia Internacional en Salud Escolar. La comunidad científica internacional ha alcanzado consenso sobre el camino a seguir en derechos humanos, protección del medio ambiente, eliminación de las desigualdades de género y de la necesidad de la educación infantil en Escuelas Promotoras de Salud.
El derecho de todos los niños a recibir una educación básica obligatoria y gratuita, que les proporcione los conocimientos que necesitan para seguir aprendiendo a lo largo de sus vidas, es un imperativo ético y legal, pero también lo es social, por las vastas consecuencias que acarrea. Existe una relación bien conocida entre Educación y Salud. La Educación Para Todos tiene el mismo poder de salvar vidas que las vacunas. Un aumento del 10% en la tasa de escolarización de las niñas puede traducirse en una disminución de la tasa de mortalidad infantil del 4%. (UNICEF, 1999)
La AIMSEU apoya la Educación y la Salud Para Todos como la respuesta más importante a la crisis económica actual y sus consecuencias, agravadas por el aumento del abismo entre los ricos y los pobres.
La educación en el Tercer Milenio, sin lugar a dudas será una educación en valores. Esta dirección abre un espacio lleno de esperanzas a los educadores. La motivación última de la educación es el amor. En esta última instancia, el amor daría la paz, la cooperación, el suplemento de alma que busca la humanidad.
El futuro de la educación y el bienestar infantil, como todo futuro para el ser humano, contiene una interrogación. Puede volverse angustiante si nos dejamos vencer por los problemas que acarrea el presente: mortalidad infantil, pobreza, desempleo, ignorancia, etc.
Lo que salva al niño es que sólo ve su esperanza, y esta esperanza es la luz de su camino. Nosotros, los adultos que vemos mejor los desafíos, debemos mantener, como los niños, nuestra esperanza en un mañana mejor, para hacer progresar la humanidad por el camino de la paz.
Valores para vivir es el compromiso que tiene nuestra generación con la formación de la generación del Tercer Milenio. Surge de una nueva sensibilidad social en relación con la infancia en el contexto internacional.
El ejercicio de los Derechos de la Infancia no puede ser un patrimonio de la tradición jurídica. Es preciso movilizar a otras profesiones que están involucradas directamente con los menores. Además de los padres, maestros, y demás educadores, hay que vincular a: médicos, pediatras, enfermeras, políticos, economistas, legisladores, asociaciones y organizaciones profesionales, etc., que son el sustento activo de la sociedad civil.
Educar e invertir en forma equitativa para formar valores para la vida a todos los escolares iberoamericanos significa que:
Al celebrar el 44º Aniversario de la Declaración de los Derechos del Niño, y el XIV Aniversario de la Convención de los Derechos del Niño, que consagran el derecho de todos los niños y niñas a recibir una educación básica orientada a los valores y una atención de salud de calidad para todos, como el medio más idóneo para intentar construir un mundo en Paz, más solidario, de plena participación y convivencia democrática, en el que los escolares y jóvenes puedan participar del conocimiento de los otros, de respeto a las culturas, razas y creencias, nos obliga a los aquí congregados al firme compromiso de asegurar el derecho a la educación y promoción de la salud y el bienestar infantil, mediante la firma de la Declaración de Talavera de la Reina sobre los Derechos de los Escolares y Jóvenes.
La Asociación Iberoamericana de Medicina y Salud Escolar y Universitaria, se enfrenta con desafíos hasta ahora sin precedentes:
Estos hechos constituyen una violación de sus derechos y es una pérdida de potencial y de productividad que el mundo no puede seguir tolerando.
“El mundo que vamos a dejar a nuestros hijos, depende en gran medida, de los hijos que dejemos en nuestro mundo” (SAEZ CRESPO, Majadahonda, 1999). Estos son, entre otros, los principales problemas que tendremos que atender para convertir la Convención de los Derechos del Niño en una realidad.
La malnutrición es una de las principales causas de morbilidad y mortalidad infantil en el mundo, en el Sur; y en el Norte, la malnutrición de la abundancia, es también uno de los más graves problemas socioeconómicos de los países desarrollados.
El desarrollo presenta una especial patología. En la civilización del “tener” que se antepone al “ser”, se busca con estrés tener gran cantidad de medios, lo que condiciona una agresividad, sedentarismo, excesivo uso de medicamentos (psicofármacos, antibióticos, anticonceptivos) capaces de causar enfermedades iatrogénicas.
Por otro lado, el subdesarrollo, con la pobreza y la incultura, llevan irremediablemente a la enfermedad (muchas veces infecciosas) como expresa la OMS “la incultura y la miseria son los mayores obstáculos para la salud y el desarrollo de los pueblos” Pero recordemos que el subdesarrollo comienza por las personas al “no sentir sus problemas”. De aquí la importancia de la información, concienciación, promoción y educación para la salud y desarrollo, que logren interesar a las personas para participar activamente en la resolución de sus propios problemas, y no convertirse en receptores pasivos de medicamentos o cuidados sanitario – sociales.
La victoria contra las enfermedades pasa por la victoria contra el subdesarrollo. Entendemos por desarrollo un proceso tendiente a la promoción de la dignidad y del bienestar humano y a la eliminación total de la pobreza que constituye el mayor obstáculo para el progreso nacional e internacional, y para la paz.
A la vista de nuestro compromiso, y como contribución de la Asociación Iberoamericana al logro de los Objetivos de Desarrollo de la Declaración del Milenio de las Naciones Unidas, uniéndonos al llamamiento de la OMS en su 56 ª Asamblea Mundial de la Salud de 4 de abril de 2003 , priorizamos los siguientes problemas en nuestra Agenda de Trabajo para el 2005:
Para nosotros el progreso humano es posible y la cooperación para el desarrollo eficaz, si centramos la atención internacional y la acción nacional en propuestas concretas y equitativas. Entre ellas, la mitigación de la pobreza, el crecimiento económico impulsado por el empleo, la mejora de la situación de la mujer y la familia, y la cobertura universal de los servicios de salud, educación y bienestar de calidad.
La distribución equitativa de bienes y servicios sociales es básica para el desarrollo humano satisfactorio y equilibrado. Por ello la inversión en educación, salud, y cultura hacen posible que las personas participen en el crecimiento y puedan compartir sus beneficios. Allí donde la distribución de los bienes está gravemente distorsionada - Brasil, Nigeria, Pakistán, etc. - el crecimiento en las altas tasas del Producto Interior Bruto no se han traducido en cambios positivos en la vida de las personas.
Disponemos hoy de los medios necesarios para prevenir la mayoría de los problemas que afectan al escolar y la familia. Sin embargo, mientras siguen progresando los conocimientos científicos y la tecnología, al distribuir los beneficios se pierde la equidad. Y como consecuencia, la situación de la población escolar se caracteriza hoy por una ampliación de las desigualdades en el acceso a los servicios de salud, educación y bienestar social, entre países, como entre grupos sociales dentro de un mismo país.
Una solución operativa, es trabajar para que todos los escolares y jóvenes tengan el derecho y la posibilidad de estudiar en una Escuela Promotora de Salud.
Sabemos que todavía no se han alcanzado los objetivos de la Cumbre Mundial a favor de la Infancia de forma universal en el Año 2000, en educación y protección de la salud de madres y la infancia, que fueron acordados el 30 de septiembre de 1990 por las Naciones Unidas, tanto en mortalidad materna e infantil como en cobertura y calidad de la educación, así como en las demás causas de sufrimiento físico o espiritual.
Por ello, debemos seguir llevando la voz de los escolares iberoamericanos a la comunidad internacional, promoviendo una movilización general en defensa de los derechos a la salud, la educación, y el bienestar de los niños y niñas, desarrollando una tarea de educación popular, que cree comportamientos más solidarios y exigentes con nosotros mismos y nuestras familias. Así como con la exigencia del cumplimiento de las obligaciones de los Estados con los Derechos de la Infancia, y acelerar la verdadera reforma del Orden económico Internacional, para que sea reestructurado según criterios de justicia, equidad y solidaridad.
El progreso no es aquel que nos aleja de los otros. El progreso es aquel que debe hacernos avanzar juntos.
Citación: Sáez JA. Millennium Development Goals and school health promotion. Medwave 2004 Abr;4(3):e2699 doi: 10.5867/medwave.2004.03.2699
Fecha de publicación: 1/4/2004
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