Las caídas son relativamente frecuentes en todos los hospitales del mundo, de modo que su cuantificación es uno de los indicadores que se utilizan para medir la calidad de los cuidados de Enfermería. Se presenta un estudio de tipo descriptivo, retrospectivo, efectuado en un centro hospitalario de Ciudad de La Habana con el objetivo de evaluar las caídas en los pacientes neurológicos crónicos en el período comprendido entre julio y diciembre de 2006. De un total de 2.814 pacientes ingresados en ese lapso, 54 sufrieron caídas; no hubo disminución paulatina de las caídas con el tiempo; el mayor número de caídas ocurrió en mayores de 60 años y en niños, con 38,8% y 27,7% respectivamente; 50% de los pacientes presentó factores de riesgo extrínsecos relacionados con el uso de barandas y 74%, factores intrínsecos relacionados con la movilidad; los pacientes parcialmente dependientes sufrieron más caídas (48,2 %); 79,7% se cayó en compañía de su familiar y 37,2%, en su cama; 100% del personal de enfermería brindó acciones protectoras. Es importante que el personal de enfermería controle los factores de riesgo de caídas, para prevenir estos eventos y sus consecuencias.
Palabras clave: Caídas, Calidad de atención, Enfermería
Las caídas acontecen con cierta frecuencia en el medio hospitalario y su tasa constituye un indicador de calidad asistencial. El diccionario de la Real Academia Española define “caer” como “venir un cuerpo de arriba abajo por la acción de su propio peso. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la caída como la consecuencia de cualquier acontecimiento que precipita al individuo al suelo en contra de su voluntad, constituyendo una de las principales causas de morbimortalidad en las personas mayores. En los servicios de hospitalización se define caída como “cambio de posición brusco e involuntario de un individuo a un nivel inferior, sobre un objeto o el suelo, que puede producir daño o lesión física y/o psicosocial”. Por su parte, la North American Nursing Diagnosis Association (NANDA), en su definición y clasificación 2003-2004, clasifica a los factores de riesgo de caídas y los define como los que “aumentan la susceptibilidad a caídas que pueden causar daño físico. La NANDA divide los factores de riesgos en cinco categorías: adultos, fisiológicas, medicamentosas, ambientales y niños.
La caída es uno de los más importantes síndromes geriátricos, tanto por su elevada frecuencia como porque se asocia a alta mortalidad, morbilidad, deterioro en la funcionalidad del individuo y temprana institucionalización. La incidencia de caídas es de 25% en la población entre 65 y 70 años, asciende a 47% después de los 75 años y se incrementa aún más a partir de los 80. La mortalidad por caídas aumenta con la edad, de manera que la tasa a los 65 años es inferior a 50/100.000, asciende a 150/100.000 a los 75 años y alcanza a 525/100.000 en mayores de 85 años. En cuanto a la morbilidad, entre 40% y 60% de los ancianos que se caen presentan alguna consecuencia física: 30% a 50% presentan complicaciones menores y 5% a 6%, fracturas. De hecho, más de 70% de las muertes por este motivo sucede en individuos mayores de 65 años. En ocasiones la caída no provoca daños graves, pero casi siempre ocasiona dolor y sufrimiento, lo que suele alargar la estancia hospitalaria y aumentar el gasto sanitario y familiar. Las caídas son la sexta causa de muerte en personas mayores de 65 años y aproximadamente 15% de ellas produce serios daños físicos, que requieren atención médica. En los Estados Unidos, en 1996, más de 90% de las fracturas de cadera se asociaron a caídas, afectando a 250.000 ancianos. Sus causas son múltiples y se agrupan en dos grandes grupos: extrínsecas, que se asocian al entorno en que se mueve el individuo, e intrínsecas, que se asocian a factores directamente relacionados con el propio individuo.
La seguridad de los pacientes se ha convertido en un tema importante para los Sistemas de Salud a nivel mundial; por tal motivo, en octubre de 2004 la OMS, en conjunto con líderes mundiales de Salud, presentó una alianza para reducir el número de enfermedades, lesiones y muertes derivadas de errores en la atención de salud. A nivel mundial no existe un rango permitido de caídas en las instituciones de salud, pero es un problema real que requiere intervención para minimizarlo. Lo fundamental en este tema es la prevención, pues al evitar una caída se evitan sus consecuencias. El personal de enfermería permanece en contacto más estrecho con el paciente, por lo tanto puede identificar mejor tanto los factores de riesgo como las situaciones de peligro para el paciente, especialmente el paciente neurológico, que requiere mayor atención por sus características propias. La enfermera debe recibir un entrenamiento adecuado para evaluar las condiciones del paciente a su ingreso y clasificar apropiadamente su riesgo de caídas. Por la magnitud y las consecuencias de las caídas en el paciente neurológico hospitalizado, se consideró importante evaluar el comportamiento de las caídas en este tipo de paciente en un centro hospitalario.
Se trata de un estudio de tipo descriptivo y retrospectivo, en el que se revisaron todas las caídas que ocurrieron en algún momento de la estancia hospitalaria durante los años 2004 a 2006 en un universo de 2.814 pacientes ingresados durante ese lapso. Se obtuvo un total de 54 pacientes que sufrieron caídas por diferentes causas. Las variables seleccionadas para análisis fueron las siguientes: año en que ocurrió el evento, grupo etario, factores de riesgo, nivel de validismo, tipo de compañía en el momento de la caída, actividad que se encontraba realizando el individuo y acciones brindadas por enfermería. Para la obtención de los datos se utilizó el registro establecido en el Departamento de Control de Calidad y las historias clínicas de los pacientes. Se creó una base de datos en microsoft Excel, que contenía las siguientes variables: índice de caídas, edad, nivel de validismo, tipo de compañía en el momento de la caída, riesgos identificados, actividades en el momento de la caída, lesiones post caída y acciones diseñadas por enfermería para evitar las caídas.
En el periodo analizado se notificaron 54 caídas (1,9%) en 2.814 pacientes ingresados, con mayor número de ingresos y caídas en el año 2004 (2,03 %). Si se analiza el número de caídas por año se observa que las mismas han disminuido, pero considerando el número de pacientes ingresados por año se encuentra que la disminución no fue significativa (Tabla I). Estos resultados guardan cierta similitud con la investigación de Mora y Ramírez efectuada en un hospital universitario de tercer nivel de atención, que arrojó una incidencia de 0,14% sobre un total de 40.936 egresos.
Tabla I. Distribución de caídas por año. Fuente: Registro de caídas e historias clínicas.
Como se observa en la tabla II, el mayor número de caídas ocurrió en mayores de 60 años (38,8 %) y su distribución por grupos etarios sugiere que es necesario contar con una escala de valoración de riesgo de caídas para el paciente adulto que permita identificar a los pacientes susceptibles de sufrir caída, además de incluir un sistema de educación continua para los familiares de los niños, ya que el segundo grupo etario en frecuencia fue el de 1 a 10 años, con 27,7%. Estos resultados son concordantes con los de la investigación efectuada en un Instituto de México, en la que se identificó la presencia de caídas como errores y 92% de ellas ocurrió en personas adultas y 8%, en pacientes pediátricos.
En cuanto a los factores de riesgo extrínsecos, en la tabla III se observa que los principales son el uso de barandas y de silla de ruedas, con 50% y 46,2 % respectivamente. De igual forma, la movilidad, con 74% y la edad, con 25,9% en los pacientes mayores de 60 años, fueron los factores intrínsecos más frecuentes. La edad aparece como una característica común en los múltiples estudios que analizan los factores de riesgos asociados a caídas. La deambulación, como factor de riesgo extrínseco, ocupó el tercer lugar, con 18,5%, manteniendo correspondencia con los resultados de la investigación de Calvo y colaboradores, donde este factor de riesgo ocupó 65,5%.
Con relación a la variable nivel de validismo, el mayor número de caídas se presentó en pacientes parcialmente dependientes (48,2 %), seguidos por los dependientes (38,9%). O sea, la cifra de caídas fue mayor en los parcialmente dependientes que en los dependientes, que necesitan ayuda total para realizar sus actividades (Fig. 1).
Como se observa en la tabla IV, el número de caídas ocurrió con mayor frecuencia en compañía de un familiar, con 43 casos, 79,7 %; sólo 12,9 % y 5,6 % de los casos ocurrieron cuando el paciente se encontraba solo o en compañía del rehabilitador, respectivamente. El alto índice de caídas de los pacientes en compañía de un familiar se relaciona con el uso no adecuado de las barandas de camas y cunas, así como del cinturón de seguridad de las sillas de ruedas.
En la tabla V se observa que el mayor índice de caídas en compañía de un familiar tuvo lugar en la cama, con 16 casos (37,2 %). Estos resultados son muy similares a los descritos por Barnes y García, donde el mayor número de caídas se produjo en la habitación del paciente.
En cuanto a las acciones de enfermería realizadas para evitar la caída, 100% de los pacientes recibieron acciones protectoras, pero sólo 74% de ellos recibió acciones educativas. Las acciones tomadas por parte del personal de enfermería juegan un rol importante en la prevención de las caídas; sin embargo, 37,2 % de las caídas ocurrió en la cama, aun teniendo instauradas medidas de protección, lo que sugiere que dichas medidas no se aplicaron en forma adecuada o no eran apropiadas.
Las caídas son relativamente frecuentes en todos los hospitales del mundo, de modo que su cuantificación es uno de los indicadores que se utilizan para medir la calidad de los cuidados de Enfermería. Se presenta un estudio de tipo descriptivo, retrospectivo, efectuado en un centro hospitalario de Ciudad de La Habana con el objetivo de evaluar las caídas en los pacientes neurológicos crónicos en el período comprendido entre julio y diciembre de 2006. De un total de 2.814 pacientes ingresados en ese lapso, 54 sufrieron caídas; no hubo disminución paulatina de las caídas con el tiempo; el mayor número de caídas ocurrió en mayores de 60 años y en niños, con 38,8% y 27,7% respectivamente; 50% de los pacientes presentó factores de riesgo extrínsecos relacionados con el uso de barandas y 74%, factores intrínsecos relacionados con la movilidad; los pacientes parcialmente dependientes sufrieron más caídas (48,2 %); 79,7% se cayó en compañía de su familiar y 37,2%, en su cama; 100% del personal de enfermería brindó acciones protectoras. Es importante que el personal de enfermería controle los factores de riesgo de caídas, para prevenir estos eventos y sus consecuencias.
Palabras clave: Caídas, Calidad de atención, Enfermería
Citación: Peña MA, Rodríguez M, Miranda L, Marín T. Fall patterns of chronic neurological patients in a hospital in Havana. Medwave 2008 Oct;8(10):e1788 doi: 10.5867/medwave.2008.10.1788
Fecha de publicación: 1/11/2008
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