Este texto completo es la transcripción editada y revisada de una conferencia dictada en el Curso Diálisis Peritoneal, organizado por los Departamentos de Nefrología de las universidades de Chile y Pontificia Universidad Católica entre los días 18 al 20 de diciembre de 2006. Directora: Dra. Mireya Ortiz Mejías.
Figura 1. Prevalencia de enfermedad renal en etapa terminal (tasa por millón de habitantes) ADR 2004
En Chile existe una extensa red de centros de hemodiálisis y trasplante, pero el número de centros de peritoneodiálisis todavía es reducido. Otro aspecto importante es que la mayor parte de las unidades en Chile está en el sistema privado, lo que significa que éste hizo una gran inversión en infraestructura. Así, en Chile existen 197 unidades de hemodiálisis, de las cuales 37 están en hospitales públicos y 160 (81%), en centros privados; los primeros a 1.518 pacientes y los privados, a 9.175 (90%). Esto contrasta con la situación de México, donde se diseñó un gran programa de diálisis peritoneal, pero no se implementó la infraestructura que se requería para dar cobertura a todos los enfermos, lo que acarreó un gran problema. Finalmente, un problema que existe en Chile es la baja cantidad de nefrólogos reconocidos por CONACEM (en total, 82).
En cuanto a la población en riesgo, se sabe que los principales factores que favorecen el desarrollo de insuficiencia renal crónica (IRC) son, en el mismo orden: diabetes, hipertensión, edad mayor de 60 años y tener familiares de primer grado hipertensos, diabéticos o nefrópatas. En Chile, datos del estudio CARMEN indican que casi 4% de las personas son diabéticas y los resultados de la Encuesta Nacional de Salud señalan que 33,7% son hipertensos, de modo que las probabilidades de que siga aumentando el número de portadores de IRC es enorme.
En el año 2004, la Sociedad Chilena de Nefrología hizo un cálculo de los costos de la IRC terminal en Chile y estimó el gasto anual en hemodiálisis, diálisis peritoneal y trasplante en 110 millones de dólares, considerando en 59 dólares el costo de una sola sesión de hemodiálisis. Cuando comenzó el AUGE, en el año 2005, se consideró un presupuesto de 20 mil millones de pesos para las tres patologías que entraron en ese momento; de ese monto, 16.500 millones se destinaron a la IRC, lo que da cuenta de la magnitud del problema.
En cuanto a la modalidad de diálisis preferente en Chile, el porcentaje de uso de la peritoneodiálisis, que debería ser alrededor de 15 a 20%, es bastante bajo, menor de 5%, por razones que no se discutirán ahora (Fig. 2).
Figura 2. Prevalencia de pacientes en diálisis, según modalidad. ADR 2004.
En la Fig. 3, los recuadros verdes muestran datos del año 2005 y los de borde rojo, del año 2006: las cifras van en descenso. Es de esperar que cuando se elimine la restricción del AUGE para la diálisis peritoneal se pueda revertir esta tendencia. En la Fig. 4 se muestra la edad de los pacientes y su grado de actividad, que es bastante alto.
Figura 3. Diálisis peritoneal en Chile, agosto 2005 y septiembre 2006
Figura 4. Edad y grado de actividad de los pacientes en Programa de Diálisis peritoneal en Chile (agosto 2005)
Los aranceles FONASA vigentes en Chile (2006) son: para Hemodiálisis Crónica (13 sesiones al mes, considerando 64 dólares por sesión), 834 dólares; y para Diálisis Peritoneal, mensual, cada modalidad, 1.144 dólares. Hay que recordar que en muchos países el arancel para hemodiálisis y para peritoneodiálisis es el mismo.
Figura 5. Tasa de crecimiento de pacientes con enfermedad renal crónica etapa 5 en distintas regiones del mundo. No incluye pacientes trasplantados (n = 400.000). Población mundial total: 1,3 millones (18).
El otro desafío es lograr reducir la mortalidad; actualmente, la mortalidad cardiovascular de los pacientes en diálisis, a cinco años, es mucho mayor que la de la población general (Fig. 6).
Figura 6. Insuficiencia renal y mortalidad cardiovascular (19)
Otro parámetro importante es el grado de calcificación coronaria. En un trabajo de Goodman, efectuado en adultos jóvenes (18 a 35 años de edad) portadores de IRC terminal, se demostró que las calcificaciones coronarias aumentan en forma exponencial después de los 20 años de edad; y en este estudio, la mitad de los sujetos estaba en peritoneodiálisis (20) (Fig. 7).
Figura 7. Calcificación coronaria en adultos jóvenes portadores de IRC terminal (20)
En un estudio de Wolfe sobre la mortalidad de los pacientes con IRC terminal según modalidad de tratamiento, se encontró una tasa de mortalidad de 16,1/100 pacientes/año para todos los pacientes en diálisis; 6,3 para los pacientes en lista de espera; y 3,8 para los receptores de trasplante de cadáver (21). La diferencia es la misma para hemodiálisis y diálisis peritoneal, comparado con trasplante y es independiente del sexo y de si el paciente es o no diabético.
En la Fig. 8 se resumen datos de un estudio de 1998 el impacto de la diálisis previa al trasplante en la sobrevida de los pacientes después del trasplante renal; sin embargo, los grandes avances actuales en hemodiálisis y en diálisis peritoneal, con la diálisis automatizada sin duda que esta situación mejorará en forma sustancial.
Figura 8. Impacto de la diálisis previa al trasplante en la sobrevida de los pacientes después del trasplante renal (22)
Otro desafío es prolongar la diálisis peritoneal a largo plazo. Siempre se ha dicho que ningún paciente persiste en esta modalidad por más de 10 años, debido a las alteraciones que se producen en la estructura y función del peritoneo (23, 24, 25). Esto podría cambiar en el futuro, gracias a los avances en el conocimiento de los fenómenos celulares y moleculares que ocurren en la membrana peritoneal, en especial lo que se refiere a la transición de las células mesoteliales desde epiteliales a mesenquimáticas. Selgas y colaboradores demostraron que la célula mesotelial se trans-diferencia desde un fenotipo mesotelial a un fenotipo fibroblástico, lo que demuestra que los fibroblastos, que son los responsables últimos de la fibrosis de la membrana peritoneal, no provienen de la médula ósea ni de la circulación, sino de células mesoteliales que son inducidas a transformarse en fibroblastos por un estímulo determinado por la diálisis peritoneal (Fig. 9).
Figura 9. Evidencia de transición epitelial-a-mesenquimática de las células mesoteliales del tejido peritoneal de pacientes en diálisis peritoneal ambulatoria continua (26)
Los mismos autores desarrollaron un algoritmo para explicar el mecanismo mediante el cual la diálisis peritoneal desencadena este proceso, en el cual está involucrado el TGF-beta, por un lado y los factores angiogénicos, entre ellos VEFG, por otro. Estos últimos han cobrado vital importancia, porque el peritoneo tiene una neoangiogénesis muy activa. Si se pudiera intervenir en estos fenómenos, es posible que se pueda evitar o reducir el daño y la fibrosis peritoneal secundaria a la diálisis (Fig. 10).
Figura 10. Posible mecanismo que subyace la transición epitelial-a-mesenquimática de las células mesoteliales.
En el futuro, también habrá avances en el desarrollo de mejores líquidos para diálisis peritoneal. Los líquidos convencionales son incompatibles, debido a que tienen elevada concentración de glucosa y lactato, pH bajo, osmolaridad elevada, presencia de PDG (esterilización por calor) y formación de AGEPs (glicación de proteínas). Existe consenso en que el líquido ideal, es decir, el que logra equilibrio osmótico de la sustancia y además ultrafiltración, debe tener las siguientes propiedades: osmolaridad y pH fisiológicos; carecer de toxicidad peritoneal o sistémica; no provocar trastornos bioquímicos, metabólicos, inflamatorios; no inhibir los mecanismos de defensa local; tener nula o lenta y mínima absorción del agente osmótico; capacidad de ultrafiltrar agua y depurar toxinas urémicas; aportar nutrientes y electrólitos en caso de necesidad; corregir el equilibrio ácido-base; fácil fabricación y bajo costo; que el proceso de esterilización no produzca productos tóxicos; y que mantenga la estabilidad durante el almacenamiento. Los nuevos líquidos para diálisis peritoneal contienen aminoácidos, icodextrinas o bicarbonato.
El líquido para DP con aminoácidos aporta un suplemento de aminoácidos; remplaza la pérdida de aminoácidos y proteínas; mejora el patrón plasmático de aminoácidos; mejora el balance nitrogenado; mejora el estado de nutrición; evita los efectos indeseables de la glucosa; y mejora la biocompatibilidad.
El líquido para DP con icodextrina se caracteriza por: contiene un polímero de la glucosa; es isoosmolar con el plasma; pH de 5,2 a 5,6; perfil de UF mayor o igual el de la glucosa al 3,86 %; es ideal para períodos largos de permanencia; muy útil en altos transportadores y en peritonitis; y reduce las anomalías lipídicas del uso de glucosa.
El líquido para DP con bicarbonato: no produce dolor a la infusión; tiene pH más fisiológico; disminuye la producción de PDGs y AGEPs; no tiene efectos nocivos sobre el mesotelio peritoneal y leucocitos; viene en bolsas con doble compartimiento. Se ha dicho que “una combinación acertada de estas tres soluciones, (diálisis a la carta), pudiera prevenir el síndrome MIA (malnutrición, inflamación, arterioesclerosis) y, merced a su biocompatibilidad, alargar el tiempo de funcionamiento adecuado de la membrana peritoneal”.
Este texto completo es la transcripción editada y revisada de una conferencia dictada en el Curso Diálisis Peritoneal, organizado por los Departamentos de Nefrología de las universidades de Chile y Pontificia Universidad Católica entre los días 18 al 20 de diciembre de 2006. Directora: Dra. Mireya Ortiz Mejías.
Citación: Jara A. Past, present and future of peritoneal dialysis. Medwave 2008 Ene;8(1):e3602 doi: 10.5867/medwave.2008.01.3602
Fecha de publicación: 1/1/2008
Citaciones asociadas
1. Nash N, González J, López MF, Peña M, Quintero E. Importancia de la formación familiar en pacientes con diálisis peritoneal ambulatoria. Rev Psicol Cientifica. 2013 Feb;15(1). | Link |
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