Este texto completo es la transcripción editada y revisada de una conferencia dictada en el Curso Avances en Gastroenterología 2006, organizado por la Sociedad Chilena de Gastroenterología entre los días 8 y 11 de agosto de 2006.
En un paciente con hepatitis C (HC), se define como transaminasas persistentemente normales a la presencia de al menos dos o tres mediciones en rango normal, con un intervalo de al menos un mes, en un lapso de seis meses (Hepatology 2002; 36 (Suppl): 5179- 5184. Esta definición puede ser insuficiente, ya que, según la literatura, 40% a 50% de estos pacientes pueden presentar aumento en los niveles de transaminasas si se les hace un seguimiento durante dos a tres años; por tanto, aunque estos pacientes cumplan el requisito de los seis meses y se decida observar y no tratar, se les debe evaluar con transaminasas cada dos a tres meses, ya que muchos de ellos presentarán aumento de los valores en el transcurso de la enfermedad. La literatura señala que 20% a 30% de los pacientes con infección por virus hepatitis C (VHC) presentan transaminasas normales; en la práctica clínica, 15% a 30% de todos los pacientes con infección por VHC quedan dentro de esta definición (Fig. 1).
Figura 1. Niveles de transaminasas en pacientes con infección crónica por virus hepatitis C. LSN = límite superior normal (Conroy-C, et aL. N Engl J Med 1996;334:1691).
En la población general, una serie de factores pueden influir en los valores que en la actualidad se consideran como normales (Ann Int Med. 2002; 137: 1-9; Hepatology 1998; 27: 1213-1219). En la práctica, cada centro utiliza los valores de su respectivo laboratorio, de modo que los límites de normalidad varían de un centro a otro. Se sabe que los valores son más confiables cuando están en un nivel medio, por ejemplo, si el límite superior es 40 U/L y el paciente tiene niveles de 15 U/L o 20 U/L; en cambio, hay problemas para la interpretación cuando los niveles de transaminasas se acercan al límite superior, por ejemplo, un valor de 38 U/L, con valor máximo de referencia de 40 U/L. Si bien este grupo de pacientes está dentro del límite de la normalidad, no presentan transaminasas normales y, por tanto, este subgrupo de pacientes se debe tratar de una manera diferente.
Los pacientes con infección por VHC y transaminasas normales presentan lesiones histológicas menos graves, o más benignas, que los pacientes con transaminasas elevadas. No se puede afirmar que un paciente con transaminasas normales tenga el hígado completamente sano, ya que puede presentar lesiones bastante graves, incluso cirrosis hepática, es decir, la presencia de transaminasas normales no garantiza un hígado sano, aunque es más probable que existan lesiones más benignas con escasa fibrosis y actividad inflamatoria leve a moderada, en comparación con pacientes con HC con elevación de las transaminasas. En un trabajo de biopsias pareadas se observó que en 20% a 30% de los pacientes aumentó la fibrosis en un lapso de 7 años, lo que demuestra que la enfermedad continúa avanzando aunque las transaminasas estén normales, de modo que este parámetro no es un buen marcador de enfermedad: pacientes con transaminasas normales tienen presencia de cirrosis o progresión de la enfermedad en distinto grado.
Figura 2. Respuesta al tratamiento con interferón pegilado alfa 2a más ribavirina: transaminasas normales (International, Multicenter, Randomized, Controlled Study for the Treatment of Patients With Chronic Hepatitis C and Persistently Normal ALT Levels With Peginterferon alfa-2a and Ribavirin, Stefan Zeuzem).
Un aspecto relevante es el promedio de los niveles de transaminasas durante el tratamiento. Existía temor de que en los pacientes con transaminasas normales tratados con interferón convencional se elevaran los niveles de transaminasas durante la terapia y se pensaba que en ese caso, sería peor el tratamiento que la enfermedad. En trabajos realizados con interferón pegilado se ha demostrado que aún en pacientes que no responden a la terapia, los niveles de transaminasas se mantienen dentro de rangos normales. En los pacientes que respondieron a la terapia, aunque los valores se mantuvieron dentro de rango normal, en el laboratorio disminuyeron los valores de transaminasas (Fig. 3).
Figura 3. Niveles de transaminasas durante el tratamiento (International, Multicenter, Randomized, Controlled Study for the Treatment of Patients With Chronic Hepatitis C and Persistently Normal ALT Levels With Peginterferon alfa-2a and Ribavirin. Stefan Zeuzem).
Figura 4. Flujograma de tratamiento en pacientes con infección por VHC-ARN positivo y transaminasas normales.
En conclusión, en los pacientes con hepatitis C y transaminasas normales la decisión de manejo debe ser individual, tomando en cuenta factores relacionados tanto con el paciente como con el virus. Si bien la biopsia hepática no es indispensable en estos pacientes, puede ser muy útil. En cuanto a la respuesta y tolerancia al tratamiento en pacientes con transaminasas normales, estos parámetros son similares a los de los pacientes con transaminasas elevadas.
Figura 5. Sobrevida en pacientes con insuficiencia renal crónica e infección por VHC (American Journal of Kidney 2003: Diseases, Vol 42, No 4 (October), pp 631-657 631).
Figura 6. Sobrevida en pacientes con trasplante renal e infección por VHC (American Journal of Kidney Diseases, Vol 42, No 4 (October), 2003: pp 631-657 631).
De igual forma, en los pacientes con VHC el porcentaje de rechazo post-trasplante es mayor en comparación con los pacientes sin VHC, pero ello no debe constituir una contraindicación del trasplante renal.
El tratamiento con interferón convencional en monoterapia permite conseguir una respuesta virológica sostenida en mayor proporción que lo que se consigue con la misma terapia en pacientes sin insuficiencia renal crónica, lo que se podría explicar por diversos factores, tales como el corto tiempo de evolución de la enfermedad, la presencia de lesiones histológicas leves y la distinta farmacocinética que presenta el interferón en estos pacientes, que hace que la vida media del interferón se prolongue y los niveles plasmáticos se mantengan constantes por más tiempo. Estos pacientes también responden mejor que la población general al tratamiento con interferón convencional, aunque el porcentaje de suspensión es un poco más alto que en ésta, pero se puede decir que 3 de cada 4 pacientes logran completar el tratamiento
Hay poca experiencia en estos pacientes en cuanto al interferón pegilado y los resultados de diversos estudios son contradictorios, con respuesta virológica sostenida que fluctúa entre 0% y 40% en las distintas series. No existen suficientes trabajos en la literatura que sugieran que es mejor utilizar interferón pegilado en este grupo de pacientes.
En el consenso realizado en 2005 en Venezuela se estableció que a un paciente que esté en hemodiálisis, candidato a trasplante renal y con VHC positivo, se le debe realizar una biopsia hepática. Si hay cirrosis hepática, el tratamiento es más complicado y se debe plantear la posibilidad de un trasplante hepático y renal; si en la biopsia no hay cirrosis, se debe insistir con el tratamiento antiviral pre-trasplante y una vez que haya terminado la terapia se deberá realizar el trasplante renal (Fig. 7).
Figura 7. Flujograma manejo de pacientes con insuficiencia renal e infección por VHC (Consenso Venezolano de Hepatitis C 2005).
Este texto completo es la transcripción editada y revisada de una conferencia dictada en el Curso Avances en Gastroenterología 2006, organizado por la Sociedad Chilena de Gastroenterología entre los días 8 y 11 de agosto de 2006.
Citación: Garassini ME. Management of hepatitis C in patients with normal transaminases or chronic renal failure. Medwave 2007 Jun;7(5):e3323 doi: 10.5867/medwave.2007.05.3323
Fecha de publicación: 1/6/2007
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